Tuesday 31 December 2013

Los momentos seriéfilos del 2013

En estas fechas en las que proliferan las listas con lo mejor y los peor del año me permito publicar un post con los cinco momentos más impactantes de los que he disfrutado delante de la pequeña pantalla a lo largo del año 2013. Por supuesto que no están todos los que son, dada mi limitado consumo de series, que se restringen a la calidad y a los exquisitos filtros de mis compañeros de blog, Al y Edu. Ojo que contiene Spoilers.

5. La Reaparición del Gobernador (“Walking Dead”): los primeros capítulos de la nueva temporada no me estaban convenciendo demasiado, y la estancia en la prisión, con la aparición del virus letal estaba resultando tediosa. Sin embargo la reaparición del intimidante Gobernador aportó frescura y vitalidad a raudales. En un primoroso flashback nos enteramos que pasó con el gobernador tras la matanza de Woodbury, y durante varios capítulos se convierte en protagonista principal de la trama, haciéndonos olvidar al cada vez más insulso Rick, le acabamos cogiendo cariño y nos preguntamos acerca de su redención, hasta que aflora su carácter (como el del escorpión de la fábula) con más virulencia aún. Tiene sus principios, y el que lo lleva nuevamente al desastre es el de no querer perder nuevamente a su familia y a su nueva hija.


4. Dexter leñador (“Dexter”): ya lo comentamos anteriormente, y el paso del tiempo no ha hecho más que aumentar la desidia y decepción del final de Dexter. El coincidir en el tiempo con el final glorioso de LA SERIE (ya sabéis de cuál hablo) no ha ayudado tampoco.


3. La Boda Roja (“Juego de Tronos”): todos tuvimos que rebobinar y volver a ver la sangrienta escena una y otra vez, en la que la mitad de los protagonistas acababan degollados. No sabíamos si nos habíamos equivocado y estábamos viendo “Saw”, o si se le había ido la olla a JRR Martin. Sin embargo ese giro demuestra valentía y rigor, y cada vez nos gusta más aún, pues no echaremos de menos a ninguno de ellos, y disfrutaremos más de los nuestros personajes favoritos, Kalesy, Tyrion, Jayme Lannister



2.  Brody en el patíbulo (“Homeland”): la tercera temporada de Homeland ha sido irregular, con numerosos giros truculentos, y sólo ha recuperado el nivel de antaño en los últimos capítulos, con la vuelta de Brody. Nada que objetar a la muerte de Brody, incluso como final de serie (tengo mis dudas acerca del futuro de la serie), pero lo que no me gustó nada son esos últimos minutos que no aportaban absolutamente nada y que difuminaban el clímax de la muerte de Brody. Como bien dice Al, si Brody hubiera muerto en el sótano con el cinturón bomba, habríamos tenido una miniserie inolvidable. Y una pregunta: ¿qué fue del topo de la primera temporada?.



1. Ozymandias (“Breaking Bad”): los veinte minutos de este capítulo rodados en el desierto de Alburquerque (donde todo comenzó), creo sin exagerar que es lo mejor de la década. La impresionante muerte de Hank (“eres el tipo más inteligente que conozco, pero eres tan estúpido como para saber que él ya tomó su decisión hace diez minutos”) nos dejó helados, pero la confesión de Walter a Jesse diciéndole que dejó morir a Jane ahogada en su vómito  (“pude haberla salvado, pero no lo hice”) fue escalofriante. Breaking Bad es “El Padrino” de esta época, nada sobra y todo tiene su porqué. No nos dio pena que terminara porque alcanzó la perfección en todo su conjunto.







Espero vuestras sugerencias en los comentarios. 
Feliz año y que el 2014 nos depare momentos como éstos.



Tuesday 24 December 2013

Top miniseries 2013


Para mí es un muy difícil hacer un ranking de las mejores miniseries del año, porque ha habido un puñado largo de ellas muy buenas: “Utopía” (una locura surrealista del cannel 4 que entra en todos los top menos en el mio), “the fall” (donde Gillian Anderson esta fabulosa y la trama tiene mucha miga –tendrá 2º parte en mayo-), “hijos del tercer Reich” (una mini alemana, critica y de amplio espectro) o  “Run” (un drama británico un poco lento pero con un primer episodio sobrecogedor).

 También ha habido mucha decepción: la tercera temporada de “Luther” (es una auténtica mierda), la 3º temporada de “Mad Dogs” (que cada temporada nueva es un poquito peor) o “Rectify” (que no está mal pero es lenta como ella sola y acabas un poco hastiado de la cara de tristeza del prota) 

Sin más, y como debo quedarme con 5, mi lista es la siguiente:


1º) Broadchurch:

Empezaré diciendo que David Tenant me cae fatal. Me cae gordo. Pero actualmente es el niño mimado de UK TV. Se lo ha ganado. Una cosa es que me caiga mal y otra que no esté perfecto en el papel del policía de pasado enigmático de este pequeño pueblo, encargado del asesinato de un crio. La miniserie es más que entretenida y te mantiene en vilo desde el primer momento. Además está Olivia Colman (Detect. Ellie Miller) que está igual de fantástica como en el 1º capítulo de “Run”. Viéndola llorar se te ponen los pelos de punta



Nos espera Remake americano para 2014 (con Tenant de policia de nuevo, la zorra de Skyler de compi, y otro puñado de actores buenos como Nick Nolte), aunque sabiendo el final, no resulta muy apetecible

2º) Southcliffe

Un serie dura de cojones, difícil de ver, dramática hasta el extremo. Te mantiene con el pecho aterido durante sus tres capítulos. Narra un episodio violento en un pequeño pueblo británico donde todos se conocen, donde a alguien le hacen perder la cabeza y la cosa acaba como acaba. Me gusta el tratamiento que se da, poniendo el foco no en las victimas sino en las consecuencias de los crímenes. Y el tiempo de cada capítulo le da mucho empaque: el primero narra como se llega al suceso, el segundo el dia del suceso sin que se vea un solo muerto y el tercero la situación un año después del mismo.

De las series ingleses me pirra el encontrarme actores repetidos sin parar. Me ocurrió con esta serie que vi a Sean Harris y me acordé de “Red Riding Trilogy” (otra mini descomunal donde aparece estelarmente David Morrissey, el puto gobernador de “the walking dead”) o a Rory Kinnear (primer ministro follacerdos de Black mirror) o a Eddie Marsan que le vimos en un papel fabuloso en “Ray Donovan”
3º) The escape artist
Otra donde sale David Tenant, esta vez como abogado. La trama se basa en los vacios legales que permiten a criminales salir libres por fallos del sistema o falta de pruebas. Los 3 capítulos se te pasan volando y tiene un ritmo fabuloso. Toby Kebbell (al que vimos en Black Mirror perdiendo la cabeza) está aterrador en el papel de criminal



4º) Peaky Blind

 Hasta último momento no me he decantado por incluirla en el top, tal vez porque le encanta a todo el mundo y a mi me parece un quiero y no puedo. Quiere ser "Boardward empire" pero se queda a las puertas, claro. Sin embargo la historia está muy bien contada, las localizaciones y la ambientación es muy creíble, y la serie no se hace pesada para nada. Además Cillian Murphy está bastante bien y Annabelle Wallis superpolvorosa



Lo peor es que no soporto los tambores japonés y las guitarras eléctricas en una serie de primeros de siglo XX y la excesiva cámara lenta.
5º) dates

 Reconozco que cuando me planteé verla, me dio un poco de pereza la trama ¿una serie de citas a ciegas? VENGA COÑO!!! Pero desde el primer capítulo te engancha la alegría de los diálogos, las miserias de las personas y su necesidad de compartir su tiempo con otra gente. Es un buen reflejo de la sociedad actual, de la soledad y del propio desconocimiento. Los personajes se entremezclan e interactúan en un teatro tragicómico


Tiene el añadido de que sale Oona Chaplin (todavía más buena que en GOT) o Ben Chaplin (todavía mas cabron que en “Mad Dogs”). Los guiones están muy bien trabajados, es muy entretenida y además te hace pensar, cosa difícil en la televisión de hoy en día
El dato de que todas las miniseries del ranking y la mayoría que me han gustado sean con marca UK indica el cuidado y talento que tienen en la isla con este formato. Deberían ser tomados como ejemplo más allá de las fronteras británicas. Y aunque estoy convencido de que no es oro todo lo que reluce, la apuesta por las miniseries es atractiva y eficaz.

P.D: Si echáis de menos “Top of the lake” en este listado es porque me es imposible calificarla. Lo siento. La serie de la Campion es desconcertante y enigmática. Si fuera una persona la sacudirías para ver si reacciona. Desde mi punto de vista le salva Elisabeth Moss, la atmosfera de tensa quietud y la fotografía, pero da la sensación de ser únicamente televisión cara y demasiado parecida, desde la trama a la atmosfera, a  “The killing”


Friday 13 December 2013

House of cards, Aaron Sorkin y un desatino

Yo soy uno de los que se sintió maravillado con las primeras temporadas de “El ala oeste de la casa blanca” y que cuando acababa cada capítulo quería imbuirme en el mundo de la política de alto nivel. El talento de Aaron Sorkin se mostró en completa magnitud en esta serie tan perfecta como arriesgada: La historia del presidente (Martin Sheen) y sobre todo de los ayudantes y asesores que tenía alrededor. Si no es catalogada habitualmente como una de las mejores de la televisión es porque era una serie de las que podemos calificar como inteligente, además de que, es cierto, era un poco demasiado ideal. Sin embargo el papel de John Spencer (como Leo McGarry, Jefe de Gabinete de la Casa Blanca) fue especialmente redondo, hasta su fallecimiento en 2004, aunque reconozco que me gustaban particularmente Rob Love y Bradley Whitford (emmy incluido). La serie se apoyaba en el talento de los actores secundarios, en unos diálogos fluidos y en un espectacular manejo de la tensión.
 


Otro de las criaturas de Sorkin, “The newsroom”, también puede ser considerada una serie política, al menos si eliminaras la morralla sentimentaloide. La serie de periodistas tiene unos guiones divertidos y rápidos, pero me aburre infinitamente el tema interpersonal de los protagonistas. A veces creo que están metidos a calzador para salirse de la etiqueta de serie selecta, y otras veces difuminan la seriedad del tema que tratan. “The newsroom” me parece una serie política aunque no se centre en el lado de los políticos sino en el de los medios de comunicación
 
 
 
En “House of cards”, la serie de la que básicamente quería hablar, los periodistas son una parte anexa de la trama, no la más importante, pero sí una parte clave para entender el total de la serie. Tal vez, como reflejo de la vida, todos los tejemanejes entre los 4 poderes están tan interrelacionados que no se sabe dónde acaba uno y empieza otro

Acabo de terminar de ver la 1º temporada. Me la habían recomendado varias personas, pero algún artículo que la ponía a parir, sobre todo a Kevin Spacey, me había echado atrás. La serie la emite netflix, empresa que se dedica a suministrar contenidos a través de internet a cambio de una cuota mensual, y ha sido un éxito total, tanto en nominaciones en los emmys (mejor actor, mejor actriz, mejor serie dramática), como por la audiencia, habiéndose renovado antes siquiera de acabar la primera mitad de la temporada (se supone que únicamente tendrá dos temporadas de 13 capítulos cada una). Se lo merece porque la serie es estupenda desde cualquier ángulo que la analices.
 
 

La serie cuenta la historia maquiavélica e impersonal de Francis "Frank" J. Underwood (Kevin Spacey), congresista y responsable de disciplina del partido demócrata, y su ascenso a través del juego político. Lo acompaña una deslumbrante Robin Wright (Claire Underwood) como su esposa y directora de una empresa de proyectos ambientales (supuestamente sin ánimo de lucro). La relación aséptica entre ellos es lo mejor de la serie, una relación basada en la ambición mutua diseñada entre cigarrillos en la ventana. También aparecen Kate Mara (a la que vimos en la 1º temporada de AHS y que es una voraz periodista), un estupendo Michael Kelly (como Doug Stamper) y el más que creíble Corey Stoll (Peter Russo) como marioneta política y que veremos como protagonista en “The strain” el año que viene (nominado a los globos de oro, por cierto). Lo mejor que se puede decir de la serie es lo mismo que en "el ala oeste de la casa blanc"a: los secundarios tienen un nivel de interpretación superlativo (tanto como para recibir en Emmy a mejor grupo de secundarios –no sabía que había Emmy de esto-) y que hacen empequeñecer al mismísimo Spacey que igualmente está muy bien como protagonista máximo de este mundo repleto de traiciones, intereses, corrupción y basura hipócrita
 
  













Si le tengo que poner algún “pero” son los momentos en que el personaje de Spacey habla con el espectador. Entiendo que es una forma de hacernos partícipes de sus “fechorías” políticas pero me resulta un poco forzado. Un espectador inteligente no necesita que nadie le aclare lo que está viendo. La interpretación tendría que valer de sobra para ello.

Y para acabar un apunte de dos miniseries recientes también políticas: “Secret State” y “Political animals”. La 1º es una (simplemente) entretenida serie protagonizada por Gabriel Byrne que se encuentra como PM de UK sin comerlo ni beberlo y que ejerce el papel del honesto político con entrañas envuelto en un entorno podrido. La serie mezcla intereses empresariales y política, demostrando que quien realmente dirige el mundo son las multinacionales y no los políticos. Y aunque Byrne está correcto en el mismo papel que repite una y otra vez, ya sea vestido de vikingo o de gánster, la serie tiene más valor desde el punto de vista reivindicativo que desde el técnico
 
 
Mención aparte merece “Political animal”, una bazofia televisiva superficial e intrascendente. Me lo tragué con la esperanza de que las furibundas criticas fueran excesivas, y porque la presencia de Sigourney Weaver, siempre lo merece. Cuenta la historia de Hillary Clinton aunque quieran enmascararlo de otra cosa. Además de las pocas luces para inventarse un atractivo guion original, los personajes secundarios son planos e insustanciales (por ejemplo el ramplón Jimmy Wolk tan lamentable como en “Mad Men” o Sebastian Stan tan histriónico y aburrido como en su papel de sombrerero loco en “Once upon a time”). Ni siquiera la Weaver puede compensar tanto desatino televisivo que me hace preguntarme cómo es posible hacer tan poco con tanto.
 
 
 
 

Monday 9 December 2013

There's no place I can be since I found serenity

Siempre me ha gustado la ciencia-ficción (CF). Desde pequeño me han apasionado las historias desarrolladas en el futuro, y cada cierto tiempo me gusta leerme un buen libro de esta temática. Sin embargo, y aunque es un tema muy utilizado, es complicado encontrar una buena película o una serie de calidad dedicada a la CF.
Todos los años se estrenan películas con estrellas como protagonistas y presupuestos millonarios, pero son blockbusters de temporada, y es difícil encontrar productos de calidad salvo excepciones que todos tenemos en mente y que surgen de lustro en lustro, “Atmósfera Cero”, “Blade Runner”, “Alien”, “El Imperio contraataca”, “Desafío total” (la de Verhoeven), o recientemente “Minority Report”, “Inception” o “Gravity”.


Si es difícil encontrar películas de CF de calidad, las series del mismo tema que merezcan la atención son aún más raras, si no eres fan de Star Trek o Doctor Who, como me pasa a mí. Tengo sin embargo muy gratos recuerdos de infancia de tres series que engancharon a nuestra generación en los ochenta. V en su época fue la repera. Los sábados por la tarde era obligado su visionado, y las apariciones de Diane comiendo roedores, los lagartos quitándose su piel de humanos, y Donovan encabezando la resistencia nos atrapó desde el primer momento. La serie acabó sin un final definido y en el año 2009 se estrenó un remake de dos temporadas con mucho menos éxito que su predecesora. Otra serie que despertó mi simpatía en eso años fue Starman, serie basada en la película de John Carpenter con Jeff Brigdes, que narraba las andanzas de un alienígena bondadoso, con poderes que emanaban de unas misteriosas bolas metálicas, que asume la identidad de un fotógrafo fallecido y huye de la policía acompañado de su hijo. De la última serie que guardo un grato recuerdo es Galáctica. El verano que la emitieron por las tardes nos apasionaba Dirk Benedict luchando en su vipper contra los temibles Cylones; esta serie con el tiempo sí que ha perdido bastante sobre todo debido a sus cutres efectos especiales. En el año 2003 se realizó una nueva versión con gran éxito y seguimiento.





Por todo esto me ha sido muy grato disfrutar en las últimas semanas de una serie de CF que proporciona un entretenimiento de primer orden durante los catorce capítulos de los que consta: Firefly
Había oído que se trataba de un producto de culto que contaba con el dudoso privilegio de ser la serie cancelada precipitadamente con más injusticia hasta la fecha, pero me escamaba un poco que fuera objeto de admiración por parte de frikis y seguidores de su creador Josh Wedon. Firefly mezcla con gran acierto el género CF con el western, narrando la vida de un grupo de personas en el siglo XXVI después de una guerra que ha dado como vencedores a la Alianza, que engloba a las dos grandes potencias de la época, Estados Unidos y China. Nuestros protagonistas, después de perder la guerra luchando del lado rebelde, se dedican al contrabando y a negocios ilícitos en los confines de la galaxia, huyendo del control de la Alianza, a bordo de una nave de transporte llamada Serenity, que alberga a nuestros nueve protagonistas. 
Aunque la historia se desarrolla linealmente, los capítulos tienen tramas independientes, y para mí el acierto principal es que consiguen una mezcla perfecta de acción, desarrollo de personajes, ironía y buenos guiones, siendo cada capítulo un gran entretenimiento, que te recuerdan cuando disfrutabas como un enano con Han Solo a bordo del Halcón Milenario, o emocionado durante la merienda viendo Comando G o Ulises XXXI.



Otra gran baza de la serie es su reparto, que crea unos personajes muy bien definidos, con sus luces y sus sombras, y que consigues identificar desde el primer momento. Destaca sobre el conjunto, el protagonista principal, el Capitán de Serenity, Mal Reynolds interpretado por Nathan Fillon (Castle), que es el alma mater de la serie, un Han Solo carismático, valiente y temerario, con grandes valores y que desarrolla una gran ironía en todos sus diálogos. A su lado está la fiel y noble Zoe como segunda al mando y su marido Wash, el optimista y simpático piloto de la nave. También conviven en Serenity el duro y torpe Jayne, la soñadora mecánica Kaylee, el enigmático pastor Book, y los hermanos Tam, Simon, brillante médico y su hermana River, con poderes telekinéticos, y a quien la Alianza persigue después de su evasión ayudada por su hermano. Por ultimo destaca el papel de Morena Baccarin (señora Brody en Homeland, aún más guapa), como la bella Inara, acompañante de lujo, que utiliza Serenity como base de operaciones, y que mantiene con Mal una relación amor-odio y una tensión sexual no resuelta, como contrapunto a las aventuras de nuestros protagonistas.



Como he comentado los guiones y las tramas son brillantes, y los efectos especiales, aunque limitados, son lo suficientemente espectaculares para hacer creíble una serie de CF. La música también combina la temática futurista y country destacando la balada de Serenity, que adjunto en el siguiente enlace. A destacar también los silencios en pantalla cuando Serenity surca el espacio, en contrapunto a lo visto hasta la fecha donde se utilizaban músicas grandilocuentes, remancando el silencio del espacio.


Fundamental disfrutar de la serie en versión original con/sin subtítulos, como siempre, pero más aún en este caso, ya que dicha serie solo esta doblada al castellano latino, lo cual desvirtúa totalmente los diálogos y comentarios irónicos de nuestros aventureros. La serie fue maltratada por la FOX, emitiendo solo once de los catorce capítulos, y además en sentido aleatorio, por lo que obtuvo muy malos resultados de audiencia y fue cancelada precipitadamente. Sin embargo, cuando se editaron los catorce capítulos en DVD fueron un bombazo y un éxito increíble, formándose una legión de seguidores que reclamaron la vuelta de Firefly, por lo que en el año 2005 se realizó la película Serenity, que concluía las tramas de la serie con resultado de mucha menor calidad, perdiendo la frescura y espontaneidad que había tenido la serie.


Sin más recomendar su visionado, y su inclusión en la carta a los Reyes Magos para los amantes de la CF y de pasar unos momentos inolvidables a bordo de la nave Serenity. Yo me montaba ahora mismo (a ser posible en el transbordador de Inara).



Wednesday 4 December 2013

SAMCRO & BANSHEE: Solo para machotes

No quiero estigmatizar las series donde la sangre parece más “chic”, el sexo muy “light” y las persecuciones muy “cool”, pero cada vez que las veo me parecen más irrisorias e irreales (casi como ver los coches de “el equipo A” volando siempre con la misma parábola). Y cada vez disfruto más con series de acción que puedes decir que te dejan sin pestañear, con el corazón bombeando y sonrisa de bobalicón (si lo acompañas de un “joooooooder”, mejor que mejor). “Ray Donovan”, de la que ya hablé en un post anterior puede ser una de ellas. Pero hay algunas más.

Para mi “Sons of anarchy” es un mito que no me aburre. Fue una de las primeras series que ví en mi nueva etapa seriefila, junto a “Dexter”, “mad men” o “six feet under" (vaya póker, tu), y aunque no se pueden comparar para nada con las anteriores, es una serie que cumple sobradamente con mi necesidad de entretenimiento. Debo añadir que cuando veo estas series de acción no busco un trasfondo intelectual, un modo elegante y una interpretación coral, busco pasármelo bien y que no me tomen por gilipollas
 
 Y “SOA” tiene todos esos elementos. La pasada 5º temporada tuvo varios de los golpes de efecto que más me han impresionado, pero su 6ª temporada, está si cabe dando una vuelta más de tuerca a esta historia trepidante de un club de moteros en Charming (california), -todo menos encantador-, encargados de la distribución de armas. Ya apaciguadas las guerras de banda y el perpetuo acoso policial, la serie se centra más ahora en la necesidad buscar la legalidad. Y aunque parece mentira, les resulta más difícil dejar los negocios turbios que meterse en más problemas.


La serie (y su club de SAMCRO), se atreve con todo. La 6º temporada empieza con una matanza en un colegio (algo que ha desatado la ira en sectores de USA), pero trata de las violaciones sistemáticas en las prisiones sin ambages, o muestra la crudeza del inframundo de la prostitución. Hay que darle las gracias a Kurt Suttle, guionista y actor, igual que en "the shield" (su papel allí de Margos Dezerian era de lo más  siniestro)

La banda sonora es colosal. La firma The Forest Rangers, un grupo que versiona clásicos del rock, el blues, el hard rock, el folk… Cuando oí la genial versión del “hey, hey, my, my” de Neil Young se me pusieron los pelos como escarpias (picar el enlace que vale la pena), igual que con canciones de Leonard Cohen, Bob Dylan o los Rolling

HEY, HEY, MY MEY - SONS OF ANARCHY VERSION

La escena la dominan Jack Teller (Charlie Hunnam) como el (ahora) líder de la banda de moteros (fue el primer candidato a protagonista de las sobras de grey pero renunció en el último momento) y por supuesto Gemma Morrow Teller (katey Sagal, la peggy de Matrimonio con Hijos durante 10 años), como madre del anterior. A pesar de que no era lo inicialmente previsto, su presencia y su interpretación acaban fagocitando las interpretaciones del resto de actores temporada tras temporadas. En esta si cabe un poco más, convirtiéndose en la zorra más maquiavélica de la pantalla. La serie es, no nos equivoquemos, realmente una serie sobre la traición y la lealtad, un Hamlet moderno con chupas de cuero, AK9 y gasolina

 
La otra serie que englobaría en este selecto grupo de buenas series de acción sin excusas es “Banshee”, a la que llegué de repente y a traición (un whasapp que decía únicamente “que sabes de banshee?”). Inicialmente el tema tampoco me atraía demasiado: un ex convicto que tratando de huir de los problemas cuando sale de prisión se esconde en un pueblo haciéndose pasar por otra persona. Parecía un poco manido y cogido con pinzas, la verdad. Pero como los guionistas convencieron a Alan Ball (A dos metros bajo tierra) y este a CINEMAX, la hermana pequeña de HBO ¿Quién era Yo para resistirme??
 
Pero desde el primer minuto del piloto me dejó completamente asombrado y magnetizado por la intensidad de cada escena. En mi opinión lo que la hace fantástica es que el ritmo y la tensión no se rebajan en los siguientes capítulos. Más allá de las interpretaciones, el tratamiento que se da a la serie la hacen muy atractiva: no pretende aparentar más de lo que es, tiene un gran puñado de escenas tórridas de sexo más que explicito (algo que siempre me han encantado y que se criticaba de Roma o de GOT), unos personajes enrevesados que se complican y convergen, flashbacks adecuados, y sus buenas dosis de peleas y sangre. Pero de las que te cuesta recuperarte, no de las que te levantas a los minutos como si te hubieran escupido únicamente. No había visto recibir tantas ostias a un personaje como al Sheriff Hood.
 

 
Lo mejor, de todas formas, son los malos de turno, encarnados en “Rabbit” (Ben Cross al que siempre recordaré corriendo por la playa, en un papel por debajo de su capacidad) y sobre todo el actor danés Ulrich Thomsen (Kai Proctor), un amish renegado que controla el pueblo y los negocios de alrededor. Está fantástico.

Puede ser que para algunos estas series sean la reproducción de las pelis de “serie B” de antes, con ración y media de sexo y acción, pero si, como a mí, de vez en cuando te apetece dejar las serias sesudas y elegantes, es mejor que elijas bien la serie en la que perderte.

 

Saturday 23 November 2013

Pez que no nada...Breaking Bad como paradigma de evolución

Cuantas mas series veo mas valoro aquellas que aparte de tener algo que contar son capaces de reinventarse a sí mismas, de sorprenderme capítulo a capitulo y temporada tras temporada. Igualmente me acaban decepcionando aquellas que repiten temporada tras temporada las mismas tramas aunque cambien los protagonistas o los secundarios.

El caso de “Dexter” es a lo mejor de los mas patentes en los últimos tiempos de cómo se puede repetir la misma temporada durante 5 seguidas. Y lamentablemente hay otras de mis series fetiche que se encaminan tristemente a algo parecido. Es el caso de ”Justified” por ejemplo, donde después de una soberbia 2º  temporada con una Margo Martindale esplendorosa  (Mags Bennet) –nominada a los Emmys-, los malos van pasando y renovándose pero el argumento no. Da mucho lustre la presencia en el elenco de Natalie Zea (que no puede estar más buena) y  de Walton Goggins (the shield) como el mafioso  Boyd Crowder, medio malvado y medio socio del inaguantable agente Raylan Givens (odio infinitamente a Timothy Olyphant desde Deadwood). Veremos la nueva temporada de enero 2014


Pero si hay un ejemplo de serie que supo evolucionar es sin duda la ya mítica “Breaking Bad”. Lo que me fascinó de la serie y que la confiere la brillantez definitiva es la vertiginosa capacidad de evolucionar, de no estancarse. Una evolución que dá sentido al título mismo. Me cuesta creer que desde el inicio de la serie, hace mas de cinco años, Vince Gilligan tuviera claro el desarrollo que la misma tendría, ni los giros copernicanos que tendría que dar para conseguir darle raciocinio a esta maravilla televisiva. Si uno se retrotrae a los primeros capítulos de la serie podremos ver que ha evolucionado hasta el tono y genero de la serie, desde una tragicomedia a un thriller dramático. Un espectador ajeno imparcial, si viera un capítulo de la 1º temporada y otro de la 5º pensaría que son series completamente diferentes. Qué maravilla, no??



Es difícil imaginar la serie sin la figura superlativa de Bryan Cranston. Walter White pasó de ser un pardillo profesor de universidad a un Narco  feroz e insensible, sin un ápice de culpa. Únicamente el relativo cariño a sus hijos le salva de la monstruosidad. Algunos aun creen que tenía algún sentimiento de afecto por Pinkman, pero el trascurso de los episodios nos mostró que la única razón que le movía era tener un lacayo: le engatusó con el poder, dejó morir a su novia cuando se desvinculaba de él, le desintoxico únicamente para poder seguir manipulándole, casi mata al hijo de su novia para conseguir su ayuda y si le salva a ultima hora es porque se le encuentra en aquella casa, no porque fuera a buscarlo.

De la misma forma, la vilipendiada Skyler pasó de ser la arrogante y sacrificada reina del hogar y legal contable a la limpiadora del dinero sucio de su marido, mas asustada que encantada cuando WW la va recluyendo al papel de comparsa. Y Pinkman va pasando desde la fase de indiferencia respecto a WW, a la admiración, al respeto, hasta el odio mas absoluto, capaz de traicionarle en la ultima temporada


En BB evolucionaba hasta la ropa, desde los iniciales grises cuando WW es un simple profesor pasando por los verdes esperanza cuando empieza a cocinar y ve una salida a su monotonía  hasta los colores mas oscuros cuando Heisenberg iba ganando la partida, oscureciendo no solo su alma sino también su aspecto, o el “señor pollos” que pasaba de sus amarillos desbordantes de vitalidad a sus trajes negros cuando la relación con WW se enturbia.


Hasta las audiencias evolucionaron, desde las pobres audiencias iniciales hasta las descomunales de los capítulos finales

Lo que no evoluciona en “Breaking Bad” (porque tampoco lo necesita) es la grandeza visual de la serie, magnificada por las localizaciones. Alburquerque y Nuevo Méjico. Es cierto que la razón de rodar aquí en lugar de en California fue por un tema de impuestos, pero no podía ser mas acertada la elección. Los planos con ese cielo infinito, blanco, polvoriento, donde la tierra parece un fragmento minúsculo de la escena, son un escenario tan yermo y desolado como las vidas de los protagonistas



Sunday 17 November 2013

Crockett: Antivicio

Año 1984. En nuestros hogares todavía utilizábamos alguna televisión en blanco y negro, mientras se instauraban en los salones los deslumbrantes aparatos en color con sus mágicos mandos a distancia. Anthony Yerkowich venía de ser productor y guionista de “Canción triste de Hill Street”, y se unió a Michael Mann (por aquel entonces prometedor director con gran gusto por la técnica y por la estética en sus trabajos) para crear una serie que cambió la historia de la televisión, haciendo algo totalmente nuevo y diferente a lo que se había realizado hasta la fecha, Miami Vice (“Corrupción en Miami”)


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La apuesta era hacer algo innovador técnica y estéticamente, destinado a un nuevo público de la emergente cadena MTV, en plena época de la cultura “new wage” de los ochenta, con sus innovadores video clips, su música y su estética. Michael Mann fue un adelantado a su época y dio en el clavo totalmente. Las historias y los guiones importaban, pero lo que cuidaba al detalle era el envoltorio. Los tonos pastel marcaban la totalidad del metraje y crearon tendencia tanto en arquitectura como en moda. Se cuidaban los escenarios y los exteriores de South Beach con minuciosidad como nunca se había hecho hasta la fecha, pintando y arreglando fachadas cuando lo requerían, y provocando el resurgimiento del hasta entonces decadente estilo Art decó en Miami. El vestuario también marcó tendencia, recurriendo a modistos europeos que crearon una moda “Miami Vice”, con sus camisetas recortadas con americana, sus mocasines sin calcetines, utilizando los tonos pastel de manera recurrente. Como ejemplo de la popularidad que obtuvo, RayBan vendió en 1984, 750000 unidades del modelo Wayfarer que utilizaba Sony Crockett. Los coches utilizados también eran marca personal, y todos queríamos conducir el Ferrari Testarossa o Daytona de Crockett.

La música, que hasta entonces no había tenido significancia en las series de televisión, en Miami Vice adquirió una importancia cumbre, al hilo de la música pop de los ochenta y del surgimiento de la música electrónica. Para ello contaron con Jan Hammer, que creó un mítico tema de apertura y unos inolvidables temas instrumentales (“Crockett´s theme”,"Run cay", “Tubbs & Valerie”…). Recomiendo como imprescidible el doble disco de Jan Hammer “Miami Vice The Complete Collection”. Además cada capítulo contaba con 3 ó 4 temazos de estrellas de momento, que en numerosas ocasiones hacían papeles secundarios, como Phil Collins, Glen Frey, Willie Nelson, Sheena Easton
Para el papel protagonista de James “Sony” Crockett, se pensó en Nick Nolte y Jeff Bridges, pero por aquel entonces las estrellas del celuloide consideraban rebajarse el salto a la pequeña pantalla, así que Mann y Yerkowich pensaron en Don Johnson, que hasta la fecha había tenido poco éxito en sus apariciones. Don Johnson se transmutó en el Detective de Antivicio que vivía en su barco con el cocodrilo “Elvis” y consiguió un bombazo que nunca volvería a repetir, con un personaje duro, seductor y a ratos atormentado. A su lado como compañero de fatigas en antivicio, Phillip Michael Thomas encarnaba con solvencia a Ricardo Tubbs, policía recién llegado de New York, y que aportaba el toque desenfadado y latino a la serie. El resto de la familia en el departamento de policía la formaban las guapas Gina y Trudy (siempre camufladas de incógnito como prostitutas), el gran y desternillante Stan Switek y su inseparable compañero Larry Zito (inolvidable y conmovedora la escena de su muerte en la ducha del gimnasio).
Mención aparte requiere el gran Edward James Olmos como el hierático jefe zen de la brigada, el gran Teniente Castillo; su personaje estricto, frío, distante, sustituía al insulso Teniente Lou Rodríguez en el sexto episodio, y se convirtió en un icono de la serie, con sus frases sentencia: “háganlo” y “no dejen que los motivos personales interfieran en ello”.
A lo largo de las cinco temporadas y 111 episodios, la serie tuvo sus altibajos, pero con un muy buen tono medio, y supo retirarse a tiempo con unos muy buenos y emocionantes capítulos finales. Destacar míticos capítulos como “La ley del contrabandista”, los episodios en los que Sony pierde la memoria y se convierte en narcotraficante despiadado, y en los que se enfrenta al despiadado Hankman.
A pesar de haber pasado 30 años la serie puede ser revisitada en cualquier momento con simpatía y añoranza, recordándonos cuánto le deben todas las series que han aparecido posteriormente. Yo por mi parte sigo poniéndome en verano mis mocasines sin calcetines como homenaje al gran Crockett.

Wednesday 13 November 2013

Una de polis y cacos: difícil mejorar Southland

El fantástico post de mi amigo Samy sobre the wire y the Shield, me hizo reflexionar sobre las mejores series de policias que hemos visto en la television (o en mi portatil en este caso). Y cuando hablo de series de policia no me refiero a un thriller donde salen irremediablemente maderos, sino a serie de policias. Englobo aqui a series como "canción triste de hill strreet", "Miami Vice", "the shield", "blue blood" o nuestra querida y para mi mitica "Brigada central" (ese gitano se salía, Tu) donde la vida de los agentes y la comisaria eran el inicio, el nudo y el desenlace

De entre las clasificaciones y tops que aparecen en internet, me sorprende no haber visto una de las mejores series de policías desde mi punto de vista: SOUTHLAND. Es cierto que a veces nos encontramos saturados de series de policías y ladrones, pero esta es particularmente buena



Hay muchas similitudes con" the shield" porque engloba la vida de la comisaría, tanto patrulleros como detectives, como comisarios. Tal vez la mayor diferencia es que, mientras que en "The shield" la policia de LA no dejó que utilizaran las mismas placas para que no se les relacionaran con los policias violentos y corruptos (tuvieron que cambiar las placas), los sindicatos de policias alabaron  "Southland" desde su inicio por la fidelidad brutal que refleja. Igual que la serie de Vic McKey , la serie se desarrolla en Los Angeles, e  igual que decía con Detroit en el post sobre "Low Winter Sun", Los Angeles forma parte capital de la serie y es la que sale peor parada en la misma (igual que en the Shield).

Gran parte de ella está rodada con el sistema de cámara al hombro, lo que le da el aspecto de un documental sobre policías y un realismo superior. Otra virtud es que no hay ningún tipo de censura respecto a la crudeza ni el lenguaje y las escenas de acción parecen tan naturales que te parece oler la sangre. Y por supuesto los guiones de cada capítulo son tan redondos y encajan tan bien con la globalidad de la historia que la hacen soberbia












Southland es una obra coral fantástica. Debo reconocer que la presencia de Benjamin McKenzie, el asqueroso  neopijo malote de O.C., la serie para adolescentes, inicialmente me hizo mostrarme reticente, pero metido en faena, incluso él está bien, como compañero de patrulla del policia instructor. Este es Michael Cudlitz, aquel "Bull" de Band of brothers que tiene un papel estelar. Me gusta especialmente el personaje de Shawn Hatosy como el  detective Sammy Bryant y su evolución laboral y emocional en la serie y la también genial Regina King. Con el desarrollo de la serie, estos personajes acaban centrando todo el protagonismo, no solo en lo referente a su trabajo, mas crudo cada noche, sino también en su vida personal, afectada inevitablemente por su trabajo. Merece capitulo a parte Lucy Liu, que hace un papel fabuloso de policía con mas interés en progresar que en cumplir la ley

A lo mejor es un poco temerario decir, como algún critico, que es lo mas parecido a la HBO que un canal en abierto podia haber emitido, pero sin duda es una apuesta segura si os gustan las series realistas, duras, directas y excitantes.


Otra de polis que es mejor que dejeis pasar es COPPER. La serie, la primera de BBC America que luego ha producido VIKINGS, se situa en el US de mediados del siglo XIX, acabando la guerra civil americana. Concretamente es la historia de la comisaria de Five Points en New York y de sus miembros, sobre todo el detective Kevin Corcoran y sus desventuras


Tristemente el guion esta tan bien trabajado y es tan previsible como un comic de un crio de primaria y la escenificación se pasa de lúgubre y oscuro. Me da la sensacion de que trata de reproducir la estética de "gangs in NY" sin por supuesto acercarse lo mas mínimo. Ni siquiera la presencia de Franka Potente le dá un aliciente a esta serie tan poco apetecible. No es de extrañar que se haya cancelado definitivamente tras una 2º temporada que no ha aportado nada mas que confusión, vueltas absurdas en la trama y una enorme superficialidad en las interpretaciones


Me gustaría para acabar diciendo de Southland, como dijo mi amigo, que ojalá no la hubiera visto para poder disfrutarla como lo hice desde el inicio. Por favor, confiad en la apuesta genial de Southland. Os aseguro que, como decía un critico de series americano, "cuando os metáis en ella pensareis ¿como coño me he podido perder esta serie durante tanto tiempo"


PD: Felicitaciones a CUATRO, que no sólo está poniendo Homeland con sólo una semana de retraso de USA, sino que han anunciado que van a poner THE AMERICANS, una de las mejores series para mi de la temporada pasada de la que ya hablaré otro día sin falta





Monday 4 November 2013

El año en el que empezamos a vivir peligrosamente

El año 2002 fue un gran año. Ese año nacieron dos de las series que más me han impactado, y que en los últimos años me han convertido en un defensor de la ficción televisiva de calidad frente a la decadencia del cine actual (salvo honrosas excepciones). Las dos series llegaron a la vez en el año 2002 y ambas son policíacas, pero bajo diferente prisma alcanzaron la excelencia: estoy hablando de The Wire y The Shield.

The Wire, palabras mayores. La para muchos, mejor serie de todos los tiempos, constituyó junto con Deadwood, mi catarsis televisiva. Me acerqué a ellas tras oír maravillas del crítico Carlos Boyero (que aunque sea un poco gilipollas suele coincidir en mis gustos), y quedé fascinado. A The Wire hay que darle unos capítulos de margen para que te atrape, pero acabas la primera temporada deslumbrado. Con un ritmo pausado, describe el trabajo policial y de los delincuentes con precisión, como nunca habíamos visto hasta la fecha. No son los típicos capítulos de series policíacas, donde cada uno es independiente del siguiente y las ideas se agotan pronto. Con minuciosidad conocemos las mezquindades de la burocracia policial, política, de la prensa y del sistema educativo, donde en muchas ocasiones sus protagonistas son tanto o más mezquinos como los criminales contra los que intentan combatir.


The Wire va desarrollando todos sus personajes convirtiéndolos en inolvidables, desde el desastroso y tenaz McNulty, el meticuloso y sabio Lester Freamon, el asombroso homosexual delincuente que paraliza el tiempo cada vez que entra en escena, Omar Little, y sobre todo el gran Stringer Bell. Desde el primer momento nos cautivó el narcotraficante con la impresionante planta de Idris Elba (grande el inglés hablando la jerga de los narcotraficantes de Baltimore) dando vida a Stringer Bell, que lleva su negocio como si se tratara de un empresa de Wall Street, acudiendo a la Universidad de Business Administration para obtener los conocimientos necesarios para gestionar el imperio del narcotráfico en Baltimore.

The Wire supuso una revolución para mí, algo nunca visto. A lo largo de la primera temporada nos describe con precisión milimétrica y gran realismo el trabajo policial de escuchas telefónicas para desmantelar la intrincada red que maneja el narcotráfico en Baltimore, así como la labor de los delincuentes para evitarlo. Posteriormente se introduce en los pantanosos terrenos del poder con el mismo resultado.
The Shield es testosterona pura, al más puro estilo Michael Mann. Si The Wire es una obra coral, The Shield no se entiende sin Vic Mackey. Michael Chiklis se transforma física y mentalmente en la magnética y brutal figura del corrupto jefe de la tropa de asalto de una comisaría del conflictivo barrio de Farmington, en Los Angeles. En este caso, desde el impresionante capítulo piloto, la serie te atrapa y mantiene un ritmo frenético en la espiral destructiva de su protagonista, al que amas y odias a partes iguales. Si piensas que la idea se va a agotar pronto te equivocas, y cuando Vic sale de un charco, se mete en otro más grande aún.

Al principio piensas que es la típica serie de polis, pero va creando unos personajes con una hondura increíble, en los que la frontera entre el bien y el mal no existe, como el del paleto Shane Vendrel, odioso durante en toda la serie, y que en unos míticos capítulos finales adquiere gran profundidad. Todos los secundarios aportan y crean grandes historias, desde el intimidante John Kavanaugh encarnado por Forest Whitaker, la hábil capitán Rawling, a la que da vida Glen Close, incluso el mezquino capitán/concejal David Aceveda. The Shield avanza cada temporada y en sus últimos capítulos se convierte en un tour de force adrenalínico, que no sabes en ningún momento por donde va a derivar, y que acaba en un magistral final con un escalofriante plano mantenido de su protagonista.
Ambas series han entrado por derecho propio en el top de series inolvidables, sobre todo por transformar y revolucionar un género en el que parecía que todo estaba inventado y era previsible. Gracias David Simon y Shawn Ryan. Envidio a los que todavía no hayan disfrutado de ellas.