Wednesday 16 September 2015

Bloodline: las sombras del pasado

Me resulta ciertamente sorprendente que no se haya incluido entre las nominaciones a los Emmy de este año esta serie dramática que retrata el impacto que supone para las familias de clase media acomodada la vuelta de un personaje del pasado que les devuelve a sus miserias y amenaza con arrebatarles su sueño de autocomplacencia. Un pequeño lujo con el que Netflix nos vuelve a sorprender.

Porque inicialmente el argumento no va más allá de eso: la vuelta de Danny Rayburn, hijo prodigo, que vuelve a su pueblo natal, allá por los cayos de Miami donde viven sus padres, regentando un hotel paradisíaco y sus hermanos, todos ellos acomodados, felices y apegados tanto a su forma de vida burguesa como a su apellido, orgullo y lastre para todos ellos. Sin embargo la visita temporal se convierte en definitiva y la vida de todos los miembros de la familia se ve trastocada en mayor o menor medida por este hermano díscolo que parece un corderito en busca de refugio pero que poco a poco descubre aviesas intenciones.



Bloodline es una sorprendente mezcla de intriga y drama familiar que sabe deslizarse a la perfección entre los sentimientos y los deseos de los personajes, retando al espectador a un juego de virtudes y afectos, empujándonos a adorar a la oveja negra de la familia aunque no queramos para luego pasar a ayudarnos a aborrecerle.

Mucho tienen que ver con el resultado los creadores, Todd A. Kessler y Glenn Kessler, los mismos que mantuvieron y encumbraron a "Damages", otro estupendo drama legal, y produjeron varias de las temporadas de Los soprano. La experiencia en las mismas les ha ayudado a crear una serie donde los personajes son mucho más complejos de lo que nos dejan ver delante de las cámaras. Como en Damages, van anticipando parte de la resolución final en cada capítulo. Algo que que en “how to get away with a murderer” es ridículamente predecible y naïve y que aquí se ensambla divinamente en los últimos dos capítulos

Pero mas si cabe, tiene que ver la estupenda actuación de sus dos protagonistas masculinos: Ben Mendelsohn como Danny Rayburn, el elemento disonante que vuelve al redil familiar aparentemente en busca de un descanso o de la paz que no consiguió en el pasado pero que esconde algo turbio y oscuro que se irá desentrañando con el paso de los capítulos.

Su contratapunto es Kyle Chandler, como John Rayburn, alguacil y cabeza de familia, que navega entre la rectitud de su cargo y del puesto que su familia le ha impuesto y su deseo de evitar que nada ni nadie trastoque el nivel de vida o el status que se ha ido ganando. A Chandler no le he visto en “Friday Night Lights” por la que ganó un Emmy y fue nominado a otro, pero al parecer su actuación es sobresaliente. Si ya me convenció en “el lobo de Wall Street” y en “Zero Dark Thirty”, en Bloodline, por la que vuelve a estar nominado al Emmy, está realmente fantástico en un papel que no encaja con esa imagen de chico bueno (tal vez el incluir un “Fuck” en una de cada dos frases ayuda)



















El resto del electo, no desmerece para nada, desde Sissy Spacy como madre del clan hasta Chloë Sevigny que ya tuvo unos papeles estupendos en  "AHS" y sobre todo en “Hit and Miss”, pasando por Linda Cardellini aquella vecina casada con el amigo medico de Don Draper que se trajinaba en "Mad Men" y que aquí es la hermana, mucho menos fuerte y mas ladina de lo que inicialmente aparenta.

La serie va mas alla de unos planos magnificamente realizados y de una fotografía clara y brillante, donde el escenario tiene tanto que ver como los personajes, tan limpio y luminoso como oscuro es el alma de sus moradores. La serie acaba narrando básicamente una historia cainita de venganzas y  egoísmo, donde los errores del pasado no se olvidan y vuelven machaconamente para no dejarte avanzar.

Bloodline, para mi regocijo, ha sido renovada por otra temporada, aunque al parecer está concebida para que sean cuatro. Nadie lo diría, porque perfectamente podría haber acabado en el último capítulo, donde se juntan todas las piezas del puzzle que a través de flashbacks se van desgranando en cada uno de los capítulos. Todo ello acompañado de la hipnótica voz en off de John Rayburn, tan llena de culpa, que parece nacer de lo más profundo de un corazón cobarde y atormentado.



Sunday 6 September 2015

Mr. Robot y la tecnología antisistema


Me encuentro entre los que se consideran semianalfabetos en el mundo tecnológico, y por tanto, que me haya gustado tanto Mr. Robot, tiene mucho mérito. Me ha gustado y mucho, a pesar del, a veces, lenguaje críptico y los galimatías (siempre me quedará la duda de si lo que hacen se puede hacer y si lo que dicen tiene sentido)

Es verdad que bebe demasiado de películas como "el club de la lucha" y "V de vendetta", pero Mr. Robot se muestra como un producto original, arriesgado y magníficamente contado. Y a pesar de lo que he leído por ahí, sí, es una serie antisistema. Por supuesto que lo es.

La serie se imbuye sin tregua en la sociedad capitalista: vacía, cainita, antropófaga y dominada por las grandes corporaciones, donde el sueño del protagonista es derruirlo todo a través de la destrucción de todos los archivos y registros que haya en la red (¿de verdad que alguno no lo ve una serie antisistema?). Es decir, plantea resetear el sistema y empezar desde cero, haciendo saltar por los aires la propiedad, las deudas y la sociedad de la tecnología en si. Es decir, básicamente cargarse el capitalismo desde la red. Seductor e inquietante porque según se desarrolla la serie se puede palpar como una realidad.



No hace la serie sino abrirnos un poco más los ojos sobre un mundo donde solo existen ricos y pobres, donde nos empujan a sedarnos a través de programas de televisión y libros sin fondo para no tener que pensar ni, evidentemente, quejarnos ni revelarnos. Una realidad muy alejada de la realidad. Ataca sin piedad una sociedad donde el alma y los sentimientos están enterrados bajo el poder de los números y la petulante fragancia de la indiferencia. Una serie, por tanto, muy actual, critico relato de nuestros días (tan actual y premonitoria que se ha retrasado una semana el capitulo final a causa de la coincidencia del asesinato en directo de unos periodistas en Virginia con otra muerte en directo en dicho capitulo)

Pero no nos engañemos. Mr Robot es sobre todo Rami Malek, un casi desconocido actor que se transforma en Elliot Alderson, un hacker autista, enamoradizo, incongruente, solitario, paranoico y sin embargo genial, con un poso altruista que enlaza con la razón final del personaje: destruir la sociedad. Una actuación fresca y brillante, siempre en el filo de la locura y la realidad. 


Apoyada en una portentosa banda sonora (manejando con ello el ritmo que quieren dar a cada escena), la serie juega continuamente con el espectador, sin saber si los personajes son reales o producto de la imaginación de Eliott, qué está pasando, quien es Mr. Robot y el resto de personajes del salón de juegos, qué los relaciona entre sí y con Evil corporation.


En fin que es una serie apasionante, magistral y compleja como su protagonista, y sin duda la revelación del año.




Y para acabar quería hacer un pequeño apunte de "Halt and catch fire", en mi opinión es una de las mejores series que se pueden ver en televisión. No tendrá premios ni reconocimientos, pero por interpretaciones, calidad del guion y puesta en escena es un pedazo de serie descomunal.

Al más  puro estilo "Mad Men"donde la publicidad era únicamente el catalizador para contar historias de soledad y búsqueda de identidad, HACF nos muestra a través de los primeros años del despegue informático (en esta temporada de los chat, la Nintendo y los primitivos juegos online) cuanta dosis de obsesión, pasión y venganza puede acaparar una persona.




El papel de Lee Pace como Joe MacMillan es simplemente soberbio, mostrando una cara amable inicialmente que no es más que una máscara del ser egocéntrico tóxico, vil y narcisista que realmente es. Pero mencionarle a él no implica que el resto de actores no estén magníficos, con Mackenzie Davis (Cameron)  y Kerry Bishé (Donna) a la cabeza, fundadoras y responsables de "Mutiny", la empresa tecnológica en crecimiento sobre la que orbita la serie, que forman un equipo interpretativo tan potente como verídico.
  

De verdad no dejéis pasar la oportunidad de imbuiros en estas dos estupendas series. Si superáis vuestras reticencias tecnológicas, disfrutareis de dos de las mejores series del año.


Tuesday 1 September 2015

Hannibal se devora a sí mismo

Después de ver los primeros 4 capítulos de "Hannibal", su cancelación por los paupérrimos índices de audiencia que otrora me habría parecido una aberración,  no me resultó una decisión desacertada.

Cuesta decirlo, porque me encuentro entre los que se sintieron fascinados y atraídos por la serie, tanto por el fondo como por su forma: refinada, salvaje, elegante y extrema.  Un puzzle psicológico oscuro que encontraba sus cotas más elevadas en esas conversaciones de Hannibal y Will, en esas cenas fastuosas y esa doble vida del caníbal tan bien explotada.

Sin embargo, algo se ha roto en "Hannibal" en la última temporada que es imposible de recomponer. Una temporada llena de altibajos, de capítulos soporíferos y fatuos hasta la vulgaridad y otros en los que parecía que volvía  por la senda de las primeras dos temporadas. Los primeros 4 capítulos, por ejemplo, seguían siendo visualmente únicos: más potente que cualquier serie de la parrilla. Y sí, aún era algo único en su género. Pero tal vez el error que ha cometido es precisamente saberse única, sagaz e irrepetible.




De esta forma ha decidido potenciar excesivamente su propia iconoclastia, hasta convertirse en un videoclip de sí misma. Se ha perdido en un bucle de música experimental Finlandesa, metáforas incongruentes, discursos vacuos y escenas extra-zoom, delicadas a la vista, pero extenuantes para el relato. Mucho primer plano de caracoles, mucha gota de diferentes colores cayendo y salpicando, mucha taza rota…pero poco chicha. La forma, nuevamente eclipsando al fondo.
  
Hubo un cambio de rumbo a partir de la mitad de la serie, en parte por la vuelta a una forma más lineal y “ortodoxa” a la hora de contar la historia. De los capítulos 5 al 8, probablemente los mejores de la temporada, nos devuelven la relación de Will y Hannibal, el final de la historia Florentina (esos planos del atardecer en el Ponte Vecchio son fastuosos) y la historia paralela de Mason hasta la aparición del “Red Dragon”. En estos capítulos preveíamos una evolución, un tono mucho más ágil y preciso, donde los personajes volvían a ser presentados como personas reales, palpables,  y no como caricaturas. Es algo relativamente extraño, porque la mayoría de las serias flaquean en el valle de las temporadas para retomar con más fuerza al final.

Tal vez no haya otra forma de contar la historia, de mostrar lo que Thomas Harris narró en   "Red dragon", pero parece que no se acierta a la hora de plasmar la historia en imágenes. Además de cambiar determinados personajes y tramas (ciertamente erráticas y desafortunadas) para que el guión sea más atractivo en la adaptación televisiva, los capítulos de arranque de esta 2º historia de la temporada son realmente muy pobres: insustanciales, aburridos y lentos. Reconozco que me dieron ganas de adelantar la serie más de una vez y que no podía mantener la atención demasiado tiempo seguido en la televisión.





Y aunque los últimos capítulos mejoran sustancialmente los anteriores, no llegan a arreglar el desaguisado en el que se ha llegado a transformar. No ayuda en nada ese final de opereta: absurdo y atropellado, con unas escenas mas propias de "Spartacus" que de "Hannibal". Francamente la serie invitaba a un final mucho mejor.

No tiene que ver con Mads Mikkelsen ni con Gillian Anderson, nuevamente estupendos aunque con un punto de sobreactuación de la última y una apariencia de apatía en el primero. No tiene que ver con el exabrupto interpretativo que es el histriónico Hugh Dancy, claramente la parte más floja de la serie. Tiene que ver con un guion pobremente ejecutado y dirigido que no hace sino ensombrecer una apuesta magnifica de la televisión. Diferente y extrema, pero finalmente atractiva por ello.

Lamentablemente tendremos que decir adiós de una forma un tanto decepcionante a Hannibal Lecter y su serie, icónica e incomprendida a veces. Me gustaría quedarme con las primeras temporadas y esa forma de hacer televisión tan arriesgada, potente y magnética. Esa forma de hacer televisión que, salvo contadas y puntuales ocasiones, se ha roto en esta ultima temporada.