Monday, 29 December 2014

Atracones navideños

Igual que estas fiestas son proclives en atracones de cordero, langostinos congelados, sopas de pescado y aperitivos varios, para mí lo son también en el aspecto televisivo. Será que hay menos trabajo y más tiempo libre, o que es tiempo de finalización de series pendientes del inicio de un nuevo año, o por una mezcla de ambas, pero me he metido esta semana un festín pantagruélico de 3 series con diferente resultado. Y he pensado en desmenuzarlas un poco por si a vosotros también os apetece hincarle el diente estas navidades a algo diferente y apetitoso

Empezando por la ultima que he acabado, la minitemporada final de  6 capítulos de “The newsroom” me ha dejado tan frio como los pies en un paseo por la orilla del Pisuerga estos días. Siendo una serie que he defendido, que me parecía fresca y divertida sin perder la gravedad de los asuntos tratados, ha ido decayendo poco a poco potenciando la parte mas naife y socarrona en detrimento de la parte más profesional y seria. Se sigue percibiendo la mano de Sorkin, los diálogos ágiles e inteligentes, pero la profundidad de la historia y la relevancia de los acontecimiento han caído dramáticamente.



Igual que en otras ocasiones he criticado que se diera más relevancia al aspecto personal que al laboral en la serie, en esta tercera temporada, el aspecto profesional desaparece completamente, siendo no una serie de periodistas sino una serie de compañeros de trabajo que se enfangan en cómo sobrevivir a sí mismos. Ni siquiera Jeff Daniels, nuevamente estupendo en su papel, ayuda a mejorar la temporada, sobre todo porque no le permiten hacer lo que debería: interpretar a un periodista. El resto de actores giran en torno a los problemas de Atlantis Cable News para seguir a flote y de mantener cerrada la bragueta en el puesto de trabajo. 

No hay ni rastro de los problemas de la 1º temporada entre calidad informativa o audiencia, ni siquiera el dilema moral de si narrar o no una historia. Solo ha quedado de la serie el nombre del informativo y un gran puñado de buenos momentos de las temporadas anteriores que pueden sufrir la tendencia de ser olvidados por una más que despreciable última temporada.


¡¡¡Qué diferencia con “the honourable woman”!!!,  una miniserie estupenda, terrible y descorazonadora, que teniendo como excusa el conflicto Palestino-israeli, finalmente habla de la moral en mayúsculas, de la lealtad y de los secretos que pesan mucho más que las verdades. Y además son mucho más dañinos a largo plazo.






Es una historia de espionaje industrial y político, donde a raíz de una concesión de desarrollo I+D en Palestina se empiezan a descubrir antiguos juegos políticos y personales en el seno de la familia Stein, una poderosa familia Judía afincada en UK, donde una de sus mayores representantes, Nessa Stein, acaba de ser nombrada baronesa (ahí queda eso). Ella está interpretada magistralmente por Maggie Gyllenhaal, pero no se quedan, desde luego, a la zaga Andrew Buchan (al que ya vimos en “broadchurch” interpretando al padre de la criatura) como un estupendo y sanguíneo Ephra Stein, hemano y manipulador, y por supuesto Stephen Rea, como agente del MI6 que parece ir un paso por delante del resto y que dá más miedo por lo que calla que por lo que dice. Su lacónica mirada y esas muecas que parecen que duelen (no me atrevo a calificarlas de sonrisas) elevan a la serie un peldaño por encima

Los 8 episodios de la serie se te hacen muy llevaderos (sobre todo los dos primeros y dos últimos son alucinantes) aunque no te interesen para nada el juego de lealtades y traiciones políticas que se dan en oriente medio. Y a parte de las colosales interpretaciones, sabe mantener la tensión mezclando adecuadamente los flashback con el tiempo real hasta convertir el puzzle en un tablero de ajedrez donde nadie tiene nada que ganar.

Es un maravilloso  canto a la venganza y a la mentira. Y al miedo a ser descubierto en ella.

Y como había escuchado alguna buena crítica en otras páginas sobre “the driver”, también de la BBC, me metí de lleno en esta breve historia de un taxista aburrido y amargado interpretado por David Morrissey (¿¿no recuerda demasiado a la interpretación en “the 7:39”, otra buena miniserie de BBC??)



Por supuesto su vida monótona y rutinaria, se ve alterada con la presencia de un antiguo amigo que sale de prisión tras 6 años y acaba implicándole en una serie de actos delictivos junto a una banda mafiosa (con Colm Meaney a la cabeza) que necesitan un conductor silencioso y obediente. Y aquí entra la moralina de la serie, cuando los escrúpulos de un “simple man” se ven enfrentados a actos que su razón repudia.

La serie es entretenida sin más. Desafortunadamente, lo que empieza muy bien va mutando en una masa anodina hasta acabar en un serial televisivo cargado de falsa moral y buenas acciones.



FELIZ NAVIDAD Y NOS HABLAMOS EN 2015!!!!!


Friday, 12 December 2014

MOMENTOS SERIÉFILOS DEL 2014

Contiene spoilers en su totalidad

El 2014 ha sido un estupendo año en el panorama seriéfilo que ha deparado momentos inolvidables que nos han puesto los pelos de punta, tanto en series ya conocidas y queridas, como en nuevas series que nos han impresionado y entusiasmado. Las series de televisión han alcanzado su época dorada, como lo hizo el cine en la década de los 40-50, y ha atrapado a los cinéfilos como nosotros, desilusionados ante la cartelera actual, que teníamos el único aliciente de descubrir y revisitar las maravillas de los clásicos del cine del siglo pasado. Hace un año, hablábamos del triste final de Dexter, la muerte de Brody y la apoteosis de Walter White en el final de nuestra añorada “Breaking Bad” como unas de las escenas más llamativas del 2013. Faltarán muchos, pero mis elegidos para este año son:

11. La boda del año (“Sherlock”): aunque para mi gusto, la tercera temporada de Sherlock no ha alcanzado las magistrales cotas de la segunda, ha mantenido el nivel sobresaliente, apostando por la relación entre los dos protagonistas como principal baza. El momento más desternillante ha sido el de la boda de Watson con el discurso como padrino de Sherlock


10. La muerte de un grande (“Boardwalk Emire”): Nucky Thompson nos ha acompañado a lo largo de cinco temporadas instalándose en nuestros corazones. Reconozco que las dos últimas no ha mantenido el nivel mayúsculo de las tres primeras (sobre todo esa tercera con el gran Gyp Rossetti a la cabeza), pero hay que alabar la apuesta por la calidad de esta monumental serie. El momento estelar de esta final season no podía ser otro que la muerte de su protagonista en el paseo marítimo de Altantic City.

9. Menage a trois en la Casa Blanca (“House of Cards”): no pensaba que me podría llegar a gustar una serie en la que todos los personajes son despreciables y mezquinos, y no soporto cuando Kevin Spacey habla a la cámara, pero la segunda temporada de esta magnífica serie ha sido brillante. Pensaba que el momento más impactante de la temporada era el “empujoncito” a Zoe en el metro, pero el trío sexual entre la pareja de protagonistas y su guardaespaldas lo superó con creces.

8. Más chutes no (“The Knick”): como ya comentamos en un post anterior, ha sido una de las sorpresas del año, y estoy impaciente acerca de los caminos que emprenderá la segunda temporada, aunque el que siga al frente Soderberg es una garantía. La espiral autodestructiva del impresionante Clive Owen culminó en el terrorífico plano final del antídoto contra sus problemas de drogodependencia.

7. La noche de Walpurgis (“Hannibal”): la segunda temporada de esta barroca serie para gourmets ha apostado a todo o nada y ha reventado la banca. Lo de Mads Mikkelsen y su Hannibal es impresionante, y su tour de force al final del último capítulo de la temporada nos dejó sin aliento. Esperaremos impacientemente su nueva temporada, en la que al parecer completarán la terrorífica historia narrada en “El dragón rojo”. Imprescindible.


6. Brody no vuelvas (“Homeland”): rectificar es de sabios, y en Homeland han tomado nota. Tras agotar hasta la extenuación la historia de Brody y su “admirada” primogénita Dana, la serie ha acertado al volver a contar lo que mejor sabe hacer y que nos tiene durante cada capítulo con el alma en vilo. Aunque la historia del trastorno bipolar de Carrie ya está un poco sobada, la historia del secuestro de Saul y el ataque a la embajada han devuelto a la serie al lugar que le corresponde. A pesar de todo la aparición por sorpresa de Brody en uno de los capítulos ha sido el momento más impactante, sobre todo para recordarnos que no le echamos de menos ni falta que hace.


5. El fin de Terminus (“Walking Dead”): la última mid season de la serie de AMC ha arrancado con unos episodios espectaculares, de los mejores hasta la fecha, aunque en para mi gusto la historia ha decaído un poco paulatinamente, supongo que para tomar carrerilla. El primer capítulo con el ataque a Terminus y la evasión de nuestros protagonistas fue insuperable.


4. El rey ha muerto (“Juego de Tronos”): manteniendo la calidad habitual en la majestuosa y ambiciosa serie de HBO, la cuarta temporada nos ha deparado momentos estelares, como la magnífica batalla en El Muro, y sobre todo los duelos entre Oberyn vs Sir Gregor y Brienne vs el Perro. Sin embargo me quedo con la deliciosa muerte del infame Joffrey Baratheon como lo mejor del año.

3. Estamos de luto (“The Good Wife”): la quinta temporada de la serie de abogados ha sido impresionante, con un ritmo narrativo y una realización insuperable. La muerte de uno de sus pilares principales, no ha debilitado la trama, y en su nueva temporada mantiene el sobresaliente, aunque los problemas de Cary Agos con la justicia creo que ya han dado todo lo que tenían que ofrecer.



2. Lester, ¿es esto lo que quieres? (“Fargo”): lo de hacer una serie titulada como una de las mejores muestras de cine negro de las últimas décadas no pintaba nada bien, pero para mi gusto ha sido la mejor y más sorprendente serie del año. Lo de Billy Bob Thorton como el asesino Lorne Malvo ha sido inigualable, y cualquiera de sus apariciones podría aparecer en este ranking, aunque me quedo con la escena del ascensor y su “Lester, is this what you want?”.

1. Seis minutos inolvidables (“True Detective”): hasta la aparición de Fargo era mi favorita del año. HBO apostó por esta dura historia en la línea de “Seven” que destaca por su factura técnica y calidad en la interpretación. Matthew Mcconaughey ganó su óscar más por su magistral interpretación del policía sureño, que por su rol de enfermo de VIH. El plano secuencia del cuarto episodio es para mí el mejor momento del año. Seis minutos arrolladores de precisión técnica al servicio de una historia impecable, que nos dejaron sin aliento. Esperemos que el 2015 nos haga disfrutar tanto o más que éste.


Monday, 1 December 2014

Y a mi que me gusta Hell on Wheels...

Ahora que ha acabado la 4º temporada y que se ha anunciado la 5º y última  para el año que viene, es el momento de hablar de una de esas series que pasan un poco de puntillas entre la parrilla televisiva.

Y decir que “Hell on wheels” me gusta bastante sé que es un poco ir contracorriente, porque no es una serie de masas, tiene una audiencia bajísima y no tiene nominaciones a los Emmy. Además hay que pelearla bastante: primero porque las 2 primeras temporadas (donde se cuecen las renovaciones) no tienen el nivel de las posteriores y porque es una serie donde la suciedad, la crueldad y la rapiña salen casi siempre victoriosas. La salida de sus creadores a mitad de la serie y el estar en una cadena con monstruos como “The walking dead”, tampoco han ayudado demasiado. Aun así AMC ha confiado en ella hasta el final.




Y a mí me tiene enganchado, más si cabe esta última temporada, un temporadón con dos momentos más que relevante para los seguidores de la serie, coincidiendo con la salida de dos de los protagonistas. Tras cuatro temporadas, con personajes más que cuajados, incorporaciones estupendas y guiones cada vez menos anárquicos y más trabajados, da la sensación de un salto de calidad infinito.

Para quien lo desconozca, la serie toma como excusa la trepidante obra de ingeniería en pos de unificar la primera línea férrea del país que se mantuvo en los recién creados EEUU entre la Unión Pacific y la Central Pacific. Sin embargo y lamentablemente el argumento de la serie flojea un poco dándose la libertad de convertir algo que fue un trabajo casi conjunto de unificación en una lucha por llegar al Pacífico.


















Paradójicamente, las primeras dos temporadas eran mucho más fieles a la realidad, mostrando a Thomas C. Durant, un antiguo sureño enriquecido con la esclavitud y el algodón, como empresario manipulador y sin corazón que emprende la carrera a través de EEUU con la UP, más para beneficiarse a través de contratos privados con su empresa fantasma Credit mobilier que para abrir el oeste a la supuesta civilización del este. Estos hechos son completamente verídicos, pero tal vez las dos temporadas flojeaban precisamente en desmenuzar esta historia de estafas y beneficios sin mucho tirón. En la serie a Durant lo interpreta decentemente Colm Meaney, actor irlandés que hemos visto de secundario en cientos de películas.


Quien viera el final de la 2º temporada, con la muerte o desaparición de varios de los protagonistas, imaginaría con razón que la serie no sería renovada. Y aun así lo fue. No solo eso, sino que mejoró en casi todos los sentidos, tal vez por una desconocida contención de su protagonista, el casi desconocido y otrora hierático Anson Mount como Cullen Bohannon, antiguo militar sureño, esclavista, buscavidas y vengador. Su actuación en la 4º temporada, salvando mis reticencias ha mejorado sustancialmente.



También detrás de la mejoría general está apertura de nuevas tramas, como la del conflicto con las comunidades mormonas de Utah o la creación y perversión de la ciudad de Cheyenne, centro neurálgico de la última temporada. Ahí entra en juego el personaje de Jake Weber como John Allen Campbell, primer gobernador de Wyoming, que da mucho empaque y credibilidad a la serie a falta de auténticos buenos villanos, una vez “el sueco” (Christopher Heyerdahl, True Blood)  pasa a un segundo plano.

A todo ello se le une una fotografía realmente estupenda, y una atractiva puesta en escena que nos permite vislumbrar lo que fue una época concreta de la historia de EEUU, repleta de dureza, ambición e injusticia, con la abolición de la esclavitud recién estrenada y los problemas entre el norte y sur del país aun floreciendo a cada paso.  Solo por eso, valdría la pena ver la serie.

He leído a algunos que dicen que está bien pero no es “Deadwood”.  Pero sinceramente ¿Cuántas series sois capaces de enumerar que se puedan comparar con ella? A mí me salen apenas un puñado.




Monday, 17 November 2014

Brody is back... o no

Me gusta ver series de camino al trabajo, porque me abstraigo y olvido durante una hora el tedio del trayecto, la jornada que queda por delante o el cabron del compañero de viaje de turno que ocupa parte de mi sitio. Empece con ganas el ultimo capitulo de la cuarta temporada de Homeland, titulado "Redux", esperando que Carrie y su equipo instalado en la embajada en Pakistan dejaran de cometer errores garrafales y empezaran a tomar las riendas de la investigacion de la muerte de Sandy Bachman (interpretado por Corey Stoll, mas conocido por su papel de democrata en House of Cards). 





Hasta ahora pensaba que en esta temporada los escritores habian sabido retomar el interes en la serie, y hacernos olvidar de Brody, todo su prole, su desercion al enemigo y su relacion con Carrie, abrazando la idea de un thriller de espionaje y contraespionaje alejado del territorio estadounidense. Desde luego que deshacerse de la familia Brody, y sobre todo de la pesada y ñoña Lana Brody, estaba bien arriba en la lista de errores a no volver a cometer en el futuro.

Al principio me dieron ganas de tirarle el movil al de al lado, luego el sentimiento paso a ataque de risa sin sentido (con alguna mirada de desprecio por parte de otros viajeros) y finalmente empeze a pensar que realmente estaba pasando, que Brody estaba realmente vivo.





Afortunadamente, Carrie solo estaba teniendo uno de sus episodios con alucinaciones. El presunto Brody no es otro que el moreno agente de la ISI pakistani, que por su increible parecido con el primero, supo engañar a Carrie y hacerse pasar por el... Pero la reaparicion de Brody me ha hecho cuestionar la serie de nuevo, y la falta de ideas por parte de los productores y escritores por cambiar de tema y darle otro aire al show. 






Vuelven a los mismos temas recurrentes que nos han llegado a aburrir en temporadas pasadas: La bipolaridad de Carrie que casi no se menciono en la temporada pasada, los terroristas nobles a la vez que despiadados que tratan de combatir a occidente con planes maestros, los agentes de la CIA que sufren personalmente sus actos en combate...


Lo unico que por ahora se salva de esta temporada es el papel cada vez mas importante de Quinn (Rupert Friend), Black Ops de la CIA que toma la decision de no atacar al principal enemigo terrorista, Haqqani, por salvar a secuestrado Saul (Mandy Patinkin). Por otro lado, tiene gracia que Carrie fuera la unica que quisiera fulminar a Saul y luego, horas mas tarde, presionara al equipo de Navy Seals para que lo rescatara en medio de las montañas afganas rodeados de terroristas.

Veremos a ver como transcurre la trama, pero me temo que veremos mas de lo mismo, quiza con algun actor principal dejandonos dramaticamente al final de la temporada.


Monday, 3 November 2014

Lo que la BBC sabe hacer tan bién

Nuestro hombre en UK, en nuestro 1ª encuentro de socios de “Breaking Men”, nos estuvo explicando cuanto se pagaba y cómo funcionaba a grandes rasgos la BBC. Nada de lo que me decía me valía para explicar la cantidad ingente de talento que desborda sus series. Debe ser que tienen un concepto mucho más elevado de la “televisión espectáculo” que en nuestro país, y sobre todo que creen que hacer productos de calidad es la mejor inversión para conseguir un éxito de audiencia. Y por supuesto, debemos reconocer que el talento delante y detrás de las cámaras no es comparable. Si acaso algunas cadenas por cable en USA pueden dar lo mismo.

Hoy, mientras veo el tráiler de la 2º temporada de “the fall” (BBC) y teniendo pendiente ver “the honorable woman” (BBC, también), una miniserie con críticas estupendas en colaboración con Sundance TV, quería hablar de otras pequeñas perlas que nos va dejando la cadena.

Solo por ser la que está en la actualidad “on air”, Peaky blinders debe ser la primera. El año pasado la coloqué entre las mejores miniseries de 2013. Debo reconocer que con ciertas reticencias. La música estridente de tambores y guitarreo en una serie ambientada hace 100 años, sonaba un poco artificial. Además se recreaban excesiva e innecesariamente en escenas a cámara lenta que hacían perder el interés por la acción y resultaban redundantes. Pues bien, gran parte de los defectos han sido subsanados con creces en la 2º temporada

El protagonismo total y absoluto de Cillian Murphy como Tommy Shelby, ha estabilizado la serie al focalizarla en los esfuerzos de medrar de la familia, con su asalto desde Birmingham a Londres, y las peleas territoriales con Judíos e Italianos. Promete un final de temporada apasionante y explosivo, donde deberá, como otros antes, decidir entre seguir con sus negocios ilícitos o salirse de ellos.



El eliminar tramas secundarias poco interesantes, como la de la hermana de Tommy, liada con un anarquista con el que huye y que desaparece en la 2º temporada da más ritmo a la temporada. Sam Neil se vuelve más secundario y sus actualices están más medidas y contenidas, lo que beneficia también al personaje.

En definitiva, una serie que ha sabido crecer y mejorar un año después, y que la hace miuy atractiva al espectador

Una miniserie de la BBC que me dejó maravillado hace un par de meses fue “Happy Valley”, un thriller espectacular sobre un secuestro que sale mal y que saca las fauces de una especie de serial killer. Un cruce del destino hace que la sargento de policía que investiga el caso sea la madre de una anterior víctima y que uno de los implicados sea el asesino de aquella. Es una serie muy del tipo británico, donde la ambición y la angustia llevan a tomar una serie de decisiones para dejar paso al arrepentimiento y la culpa, de la que se libran los personajes dando una patada adelante para continuar con el circulo vicioso.














Más que meritoria es la actuación de  Sarah Lancashire (“Last Tango in Halifax” también de la BBC) como la Sargento  Catherine Cawood a la que tendremos el gusto de volver a ver ya que la serie ha sido renovada para una nueva temporada. Esperemos que como esta, sea tan intrigante, acongojante y apasionante


Y para acabar con la BBC, quiero mencionar una miniserie histórica que me gustó muchísimo: “Our World War”. Sin llegar al virtuosismo descarnado de “hijos del tercer Reich”, la estupenda miniserie alemana de la pasada temporada y que se pudo ver en España en canal+, es un estupendo reflejo en 3 capítulos de la 1ª guerra mundial, extrapolable incluso a cualquier guerra.




A partir de las cartas de diferentes soldados que participaron en la contienda en tres momentos y tres regimientos diferentes (el primer capítulo en las primeras escaramuzas, el 2º sobre la batalla de Somme y la tercera en un tanque en los albores del fin de la guerra), se desarrolla una serie narrativa que podría perfectamente ser un documental. Perfectamente ambientado y con una gran carga emocional, trata temas tan vibrantes como la lealtad inquebrantable, el miedo incontrolable, la traición…pero sobre todo el animal e inalienable instinto de supervivencia.

Es una serie más que recomendable para los amantes de la historia y de las series bélicas que no desmerece en nada, tanto por las actuaciones como por la ambientación.

Y para acabar, y solo por comparar, me gustaría dedicar un párrafo a “Houdini”. La miniserie, o película televisiva, o como se quiera llamar, tenía todo los alicientes para ser interesante: Adrien Brody, un presupuesto casi ilimitado, acceso a tecnología digital de primera…y sin embargo fue incapaz de sacarme el menor sentimiento, dando la impresión de  querer ocultar su mediocridad en efectos especiales y música de sintetizador. Narra, obviamente,  la historia del mítico mago, pero no deja ninguna huella ni sorprende al espectador a parte de un puñado de trucos bien realizados.




Sí, es espectacular, por supuesto, y sí, resulta entretenida a ratos. Pero Brody no consigue dar con la tecla del papel (a pesar del acento americano-Húngaro arrastrado) y trasluce una ficción con ínfulas de superproducción que no pasa de ser simplemente vulgar






Tuesday, 21 October 2014

The Knick es droga dura

Al trabajar dentro del ámbito de la medicina he mantenido una relación amor-odio con las series que se adentraban dentro de este maravilloso mundo, pues en la mayoría de los casos son poco creíbles, cayendo en la inverosimilitud y en los tópicos con mucha frecuencia. Así me acercaba a ellas con interés, pero a los pocos capítulos la decepción aparecía, con series como “Anatomía de Grey”, “Hospital Central” o la exitosa y reiterativa “House”, que sólo se sostenía por su protagonista principal, pues todos los episodios eran similares: a) presentación del caso, b) error en un primer diagnóstico/tratamiento, c) se salva la vida del enfermo, d) el Dr. House encuentra la peregrina solución que salva al paciente.


Esta dinámica sólo ha sido interrumpida por las primeras temporadas de la serie “Urgencias”, con buenas historias y cierta verosimilitud en la mayoría de los casos y unos grandes personajes que sostenían la serie. George Clooney despegó en sus cinco temporadas encarnando a Doug Ross, así como Julianna Margoulies (The Good Wife) como la enfermera Hathaway, y me encantaba el gran Willian H Macy (Fargo, Shameless) como el Dr. Morgenstem. La serie tuvo gran calidad durante las tres primeras temporadas, y a partir de la quinta empezaron a abandonar el barco los actores principales, cayendo en la rutina, la reiteración y la desidia, aunque la cosa llegó a estirarse durante 15 temporadas y la friolera de 331 capítulos.


Por todo ello al oír que mi admirado pero irregular Steven Soderbergh (tras declarar que abandonaba la dirección), se disponía a realizar en su totalidad una serie acerca de un hospital neoyorkino a principios de siglo, me sentí inmediatamente atraído, pero temeroso de llevarme una nueva decepción. El prolífico director, cuenta con algún patinazo que otro, pero también ha realizado maravillas de la talla de “Traffic”, y últimamente se había adentrado bastante en los temas médicos con sus interesantes películas “Contagio” y “Efectos secundarios”. A pesar de su irregular trayectoria, se ha caracterizado siempre por un estilo característico, gran cuidado de la fotografía y presencia de grandes actores en todos sus trabajos (por menores que sean sus papeles), que se nota que trabajando con él disfrutan y se implican al máximo.


“The Knick” se centra con precisión quirúrgica en el trabajo de un pionero Hospital de Nueva York en el año 1900, donde sus visionarios trabajadores diseñan la medicina moderna a base de ensayo y error. El personaje principal es el del Cirujano Jefe Doctor John Thackery, pragmático, apasionado, atormentado, que consigue frustrar sus demonios a base de cocaína intravenosa y sesiones intensas en el fumadero de opio al que acude religiosamente tras salir del trabajo. La trama se basa en el trabajo hospitalario, pero poco a poco vamos conociendo cosas de los diferentes personajes, los cirujanos, la administradora del Hospital y su familia, el ambulanciero, el tesorero… que van enriqueciendo el conjunto. El ritmo es constante, no decae en ningún momento, ni entra en sentimentalismos baratos, con escenas de intervenciones quirúrgicas perfectamente descritas que te hacen contener la respiración. Observamos apasionantes descubrimientos, fracasos, epidemias, lo mejor y lo peor que pueden llegar a realizar los seres humanos, entendiendo perfectamente cómo de dura era la vida en esos años de transición previos a la primera guerra mundial.


Ni que decir tiene que la realización es impecable. Soderbergh dirige todos los capítulos con maestría, impecable fotografía y maravillosa recreación del Nueva York de principios de siglo. La música electrónica del gran Cliff Martinez, (que ya me había llamado la atención realizando la maravillosa banda sonora de la genial “Drive”) puede chirriar un poco en un primer momento, pero progresivamente dota a la serie de un ritmo muy adecuado y atractivo. La serie antes de emitirse fue renovada por una segunda temporada, lo cual demuestra la apuesta por la calidad (sin importar la audiencia), que prima en otras productoras y países. The Knick está realizada por Cinemax, propiedad de HBO, que ya nos había sorprendido en los últimos años con “Banshee”.


El reparto está a la altura, destacando por encima de todos a Clive Owen como el Dr. Thackery, logrando la que probablemente sea hasta la fecha su mejor creación y que con seguridad le otorgará premios en el futuro más reciente. Owen se transmuta en Thackery, y su poderosa voz transmite todo lo que le ocurre a este fantástico personaje, que anda por el filo de una navaja en todo momento, temiendo todos que se pueda derrumbar de manera irreversible.  



En el resto del reparto destacan también Andre Holland como el inteligente y tenaz Dr. Algernon Edwards, que lucha contra la segregación racial a la que se ve sometido, Eve Hewson (hija del músico Bono de U2) como la enfermera Lucy Elkins, Michael Angarano como el  Dr. Bertram "Bertie" Chickering, gran persona y admirador de Thack,  y me encantan las breves pero intensas apariciones y flashbacks de Matt Frewer como el Dr. J. M. Christiansen, mentor de Thackery.







En definitiva, The Knick es un entretenimiento de primer orden, que aborda los albores de la medicina moderna como si de un documental se tratase, apasionando tanto a los interesados en ella, como a los que prefieran pasar un buen rato. 


Tuesday, 7 October 2014

¿Y si HACF fuera interesante???

Si pudiéramos coger "Halt and catch fire" y "The Lottery" y mezclarlas en una batidora, podríamos dar con la clave de la serie perfecta. Cada una posee de lo que la otra carece. “The lottery” parte de una idea y de un concepto muy interesante, pero fracasa rotundamente en la ejecución. "HACF" tiene unas actuaciones fantásticas, una puesta en escena magistral y una dirección impecable. Pero la historia carece casi completamente de interés.

La maravilla de la televisión y de las series, te da esto ¿Quién se tragaría una serie basada en el desarrollo y elaboración del primero ordenador portátil? Seamos realistas. No puede ser más coñazo. Lo podrán vender como que es una lucha de David contra Goliat (IBM en este caso) o un reflejo fiel de una época que parece la prehistoria cuando fue hace apenas 20 años (ahora nos parece tan normal juguetear con nuestras tablets minúsculas). Pero la historia es tan vacua que pasa a un quinto plano




Claro que en HACF la trama importa un pepino, eso se sabe desde que planteas hacer una serie con tanto componente técnico-informáticos. Lo que importa es la vida cotidiana de unos visionarios enajenados que crearon un portátil por diferentes razones: unos por prestigio, otros por dinero y otros por enfermedad tecnológica. Narra sus debilidades, egoismos y sus miedos (no tan diferentes a los que podrían representarse 30 años después) Y tal vez lo menos importante sea lo que crean, sino esa magnífica capacidad de AMC de recrear otras épocas en sus series. Es descabellado decir o pensar que HACF es “mad med”, y que nos vaya a emocionar de esa manera. Pero no cabe duda de que sigue la senda de esta.

El dramático desarrollo de los personajes es realmente brillantes, sobre todo el de Lee Pace como Joe MacMillan  y Scoot McNairy (que ya tuvo un papel superlativo en “argo”, con el mismo vestuario y gafas similares) como Gordon Clark. El primero como el típico “vendedor” que no se casa con nadie y manipula a toda una empresa para ponerla a los pies de sus intereses. Su personaje tiene tanto de magnético como de repulsión. En el caso del personaje de Gordon Clark, representa el instinto humano de no dejarse vencer, de no pensar que lo que es, es lo que hay. Su papel de creador del hardware del futuro portátil es magnífico, en una lucha interna entre la estabilidad familiar y la locura creativa, que desemboca en un narcisismo exacerbado.



Es una serie para paladear intensamente, para refugiarte en cada capítulo. El último es sublime anticipando lo que será un segunda temporada con un ingeniero endiosado, la llegada de internet y un manipulador buscando su sitio. Pero asumámoslo: no es interesante ni aunque le busques tres pies al gato.

A "the Lottery" le ocurre lo contrario. Los mimbres eran estupendos, al menos para los amantes de la ciencia ficción, o de una ficción futurista. En este caso, una “epidemia” de esterilidad hace que dejen de naces niños en el mundo. Tras 6 años sin que nazca ninguno, se consiguen 100 óvulos fecundados. A partir de ahí, se crea una lotería (solo en US, claro) para ver qué mujeres son las afortunadas en engendrar, a lo mejor, la última generación humana. O al menos el futuro.

Yo ví la peli “Children of Men” de Alfonso Cuarón con Clive Owen, basada en un relato del mismo nombre de P. D. James y me gustó un montón. El argumento era muy similar, pero evidentemente no tenía nada que ver, porque lo que le ocurre a la serie es que el contenido está pésimamente desarrollado por unos actores propios de una serie palomitera del montón. Hasta la maldad  y severidad perpetua de Martin Donovan (rescatado del olvido como abogado en "homeland") en el papel del responsable del departamento todopoderoso de fertilidad, es más impostura que interpretación.



















Habiendo podido encontrar una baza argumental en la especie de gran hermano de ganado que se convierte el concurso post lotería, pasan tangencialmente por la humillación de las candidatas y la animalización de la raza humana, cuando podría ser lo más interesante de la serie. Es previsible, simple y aséptica hasta la náusea.


Al contrario que en HACF, que pasa de un argumento ramplón a una serie sublimemente ambientada y una carga emocional desbordante (aunque no tengas ni pajolera idea de ordenadores), en The lottery la vulgaridad se escapa por cada segundo de metraje. En el momento que rascas un poco la superficie, percibes el tufillo de serie de mediodía vendida como novedosa. La serie, haciendo un juego de palabras, es tan estéril a la hora de entretener como de generar un desarrollo argumental atractivo. 






Thursday, 2 October 2014

The leftovers: Where did They go?

Hay series que prejuzgamos antes de empezar, que escrutamos intentando buscar sus defectos, sus errores, sus deficiencias. A mí me pasó cuando empecé a ver “the leftovers”. Quería que fuera mala. Quería que fuera un fracaso y que no dijera nada.

Pero teniendo varias cosas que no me convencen demasiado, el resultado final es más que bueno. A ratos es sobrecogedora, es entretenida y es excitante. Aunque deja el regusto a pensar que esto ya lo has visto antes. Y es que es una versión moderna de “lost” (cosa lógica en parte siendo Damon Lindelof -uno de los creadores de Lost- el padre de la criatura)



 La serie cuenta la vida tras la desaparición instantánea e indiscriminada del 2% de la población, y básicamente las consecuencias que esto conlleva. Y aunque el inicio de la serie es dubitativo y ciertamente errático, a partir del desgarrador 3º capítulo centrado en el pastor, solventemente interpretado por  Christopher Eccleston (aquel Doctor Who y sobre todo para mí el inolvidable florista gánster de “the shadow line”) deja claro el objetivo: ser una serie ágil, dramática y con continuas vueltas de turca, dejando pinceladas para que entiendas las claves de como cada cual ha llegado a donde está tres años después de los sucesos.

Realmente es muy difícil de calificar, y por eso ni los mayores gurus y enteradillos del mundo de las series son capaces de ponerse de acuerdo: unos dicen que es una maravilla, un drama apocalíptico genial. Por otra parte hay quienes dicen que no descubre nada nuevo, que es “lost” edulcorado y que es el clásico producto yanqui que ataca facilonamente la fibra sensible. Un telefilm con lavado de cara y bonitos planos. Y es probable que todas tengan razón en parte. Hay capítulos completa y absolutamente maravillosos (véanse el 3, 6 y 9 particularmente) y hay otros que son totalmente infumables, teniendo un arranque ciertamente desconcertante y lento, que me hizo pensar en que estaba ante una versión preciosista de “under the dome”.













Hay historias claramente deficientes e innecesarias, como la de los hijos del policía, mientras otras son realmente fascinantes, como la del pastor y su hermana, la del propio policía y su padre y esos ataques de desdoblamiento de personalidad. El madero desde el principio me pareció irreal, (tal vez porque se parece mucho a mi amigo “el pelon”) aunque, este prometido de la Aniston, con el paso de los capítulos parece mucho menos chulo y más creíble. Su relación con  Nora Durst y sobre todo el relato de la vida de esta mujer que pierde a toda su familia el día de la “ascensión”, es la parte más conmovedora de la serie.

Aunque inicialmente parece un serie más de ciencia ficción, en mi opinión, la serie busca respuesta a la filosófica pregunta ¿podemos seguir con nuestras vidas ante un acontecimiento dramático? Y aun mas ¿Cómo de mezquina puede llegar a ser la gente para conseguir su objetivo? Y a estas dos preguntas trata de responder  la “secta” de los “Guilty Remnant”, fumadores compulsivos vestidos de blanco íntegramente que se niegan a aceptar la desaparición sin explicaciones, sin decir una sola palabra. Y así se lo hacen ver al mundo, fustigando a los que tratan de rehacer sus vidas. Sin duda los mejores momentos de la serie están relacionados con ellos y con sus estratagemas punitivas, llegando a un culmen tan tremendo como impactante al final de la serie. Son destacables las actuaciones de Liv Tyler (Megan Abbott),  Amy Brenneman –amigos &vecinos- (Laurie Garvey), y la escalofriante Ann Dowd (como Patti Levin), líder inflexible y fanática de la secta.

La música a cargo Max Richter, compositor de lo que llaman música minimalista, repleta de chelos y violines intensifica los momentos más sensibles y amalgama perfectamente los momento dramáticos con los repletos de esperanza. Tal vez compense la desafortunada y fallida entrada de títulos de crédito de la serie.















“The leftovers” es una serie estupenda, pero que debería intentar desligarse un poco de sus semejanzas con “the lost”, pero que puede acabar siendo tan enorme como aquella.




Thursday, 18 September 2014

“LESTER: IS THIS WHAT YOU WANT?”

Los hermanos Coen me encantan. He seguido toda su carrera con gran entusiasmo y atención, y a pesar de sufrir algún traspié que otro, siempre han mantenido un altísimo nivel de calidad, y lo que es más importante han creado un sello propio característico en todas sus películas: humor negro, diálogos inolvidables con ingenio, lenguaje exagerado e ironía, galería de secundarios antológicos (asesinos, psicópatas...), ritmo pausado, violencia latente que explota en momentos determinados, cuidado por la fotografía y por la música (sobre todo del gran Carter Burwell)…

Además nos han regalado dos joyas de películas, que tengo en mi ranking particular de obras maestras, que he debido de ver más de diez veces cada una, conservando la frescura original. Una de ellas es “Muerte entre las flores” (1990), cine negro en estado puro, inolvidable historia de amistad y lealtad, partiendo de la base de “La llave de cristal” de Dashiell Hammett, con Gabriel Byrne, Albert Finney, John Turturro y Steve Buscemi creando unos personajes antológicos.
La otra cumbre de los Coen para mi gusto ha sido “Fargo” (1996). Similar en sus conceptos a su ópera prima “Sangre fácil” (1984), “Fargo” es una estilizada y corrosiva película acerca de un perdedor (William H Macy) casado con la hija de un millonario, que decide planear su secuestro para lo cual contrata a dos pintorescos delicuentes (soberbios Buscemi y sobre todo el terrorífico Peter Stormare). Los Coen creaban una galería de personajes dentro de un territorio muy particular, construyendo un conjunto perfecto en el que no fallaba ni sobraba nada, manteniendo en todo su metraje la tensión contenida, con chispazos de humor y unas explosiones de violencia que sólo he vuelto a ver a ese nivel en las excelentes “Una historia de violencia” y “Promesas del Este” de David Cronenberg.


Por eso cuando me enteré de que el canal FX planeaba la realización de una serie titulada “Fargo”, contando como creador con Noah Hawley (avalado por un dudoso curriculum de creador de las series “The Unusuals” y “My Generation”), con los hermanos Coen como productores ejecutivos, me puse a temblar y me pareció triste la idea de realizar un remake de algo ya de por sí perfecto. Lo mismo me pareció con la idea del spin-off de “Breaking Bad” con Saul Goodman como protagonista. Además la serie contaba como protagonistas a Billy Bob Thorton, por el cual nunca había sentido interés salvo en la bella “El hombre que nunca estuvo allí” (2001), y a Martin Freeman, al que pensaba encasillado como Watson y Bilbo Bolson.

Por suerte no di una. Tras leer las críticas y sobre todo el consejo de mis compañeros de blog, me dispuse a disfrutar de la otra joya (junto a “True Detective”) que nos ha refrescado el panorama seriéfilo en el año 2014. Las dos series tienen la virtud de formar un todo, con principio y fin, siendo obras maestras de diez capítulos, que ninguna película del panorama actual puede soñar con llegar a alcanzar su calidad y desarrollo de personajes.
“Fargo” no es un remake de la película, cuenta una historia ocurrida en el año 2006, que comparte con ella su universo, ritmo, diálogos y su primorosa galería de secundarios, aunque a lo largo de la serie vamos descubriendo algún detalle que enlaza con ella (genial el detalle de la rasqueta roja). El episodio piloto es soberbio, mejor que cualquier película que podamos ver en los últimos meses. Comenzamos su visionado pensando en todo momento en la obra de 1996, hasta que los hechos nos golpean hasta dejarnos aturdidos y exhaustos. Recomiendo ver la serie con cierta continuidad, pues esperar una semana al siguiente episodio puede distraernos, y disfrutar como siempre de ella en versión original. A lo largo de los siguientes episodios, la trama y los personajes se van desarrollando, con claridad, con flashbacks, aparición de nuevos personajes que van enriqueciendo el conjunto, hasta llegar a unos dos impresionantes capítulos finales que ves en permanente tensión, sin saber en ningún momento lo que va a ocurrir a continuación.

A nivel técnico la serie es inmejorable, con un montaje y una fotografía soberbios. La banda sonora de Jeff Russo toma como base la de Cartel Burwell de la película original y construye una inquietante y emocionante composición. En último lugar, la elección de casting era fundamental para no tirar por tierra tan buenas intenciones. Ahora no podemos imaginar nadie que lo hubiera hecho mejor en cada uno de los papeles. La elección de Martin Freeman era bastante fácil para el papel de Lester Nygaard, y lo hace realmente bien, aunque en este sentido me quedo con el William H Macy de la original, pero la elección del histriónico Billy Bob Thorton como el inquietante asesino Lorne Malvo era arriesgada, y lo que hace el ex marido de Angelina Jolie con ese personaje es digno de pasar a los anales de la ficción televisiva como uno de los villanos más terroríficos de la historia, que sin embargo despierta nuestra simpatía muy por encima del mezquino Lester. Cada aparición suya nos deja aterrados, sus diálogos no pueden ser más irónicos y fríos. La escena del ascensor en el noveno capítulo la he incluido ya en lo mejor del año por derecho propio.


El resto de plantel de actores secundarios está soberbio. Allison Tolman es perfecta como Molly Solverson, nuestro querido Bob Odenkirk clava al inepto Sheriff Bill Oswalt, y el siempre efectivo Keith Carradine borda a Lou Solverson. También destacan la pareja de detectives del FBI y sobre todo los dos asesinos (uno mudo y el otro hiperactivo) que van detrás de Lester y Lorne, personajes muy típicos de los hermanos Coen.



Así se hacen las cosas. Calidad y entretenimiento de primer orden. Como en el caso de True Detective se ha confirmado una segunda temporada con diferentes personajes. En el caso de Fargo parece que va a estar basada en el personaje de Lou Solverson y del incidente de Sioux Falls ocurrido en los setenta, y del que habla en varias ocasiones. El listón está altísimo, y no sabemos lo que deparará el futuro pero... qué momento.