El 2014 ha sido un estupendo año en el panorama seriéfilo que ha deparado momentos inolvidables que nos han puesto los pelos de punta, tanto en series ya conocidas y queridas, como en nuevas series que nos han impresionado y entusiasmado. Las series de televisión han alcanzado su época dorada, como lo hizo el cine en la década de los 40-50, y ha atrapado a los cinéfilos como nosotros, desilusionados ante la cartelera actual, que teníamos el único aliciente de descubrir y revisitar las maravillas de los clásicos del cine del siglo pasado. Hace un año, hablábamos del triste final de Dexter, la muerte de Brody y la apoteosis de Walter White en el final de nuestra añorada “Breaking Bad” como unas de las escenas más llamativas del 2013. Faltarán muchos, pero mis elegidos para este año son:
11. La boda del año (“Sherlock”): aunque para mi gusto, la tercera temporada de Sherlock no ha alcanzado las magistrales cotas de la segunda, ha mantenido el nivel sobresaliente, apostando por la relación entre los dos protagonistas como principal baza. El momento más desternillante ha sido el de la boda de Watson con el discurso como padrino de Sherlock
10. La muerte de un grande (“Boardwalk Emire”): Nucky Thompson nos ha acompañado a lo largo de cinco temporadas instalándose en nuestros corazones. Reconozco que las dos últimas no ha mantenido el nivel mayúsculo de las tres primeras (sobre todo esa tercera con el gran Gyp Rossetti a la cabeza), pero hay que alabar la apuesta por la calidad de esta monumental serie. El momento estelar de esta final season no podía ser otro que la muerte de su protagonista en el paseo marítimo de Altantic City.
9. Menage a trois en la Casa Blanca (“House of Cards”): no pensaba que me podría llegar a gustar una serie en la que todos los personajes son despreciables y mezquinos, y no soporto cuando Kevin Spacey habla a la cámara, pero la segunda temporada de esta magnífica serie ha sido brillante. Pensaba que el momento más impactante de la temporada era el “empujoncito” a Zoe en el metro, pero el trío sexual entre la pareja de protagonistas y su guardaespaldas lo superó con creces.
8. Más chutes no (“The Knick”): como ya comentamos en un post anterior, ha sido una de las sorpresas del año, y estoy impaciente acerca de los caminos que emprenderá la segunda temporada, aunque el que siga al frente Soderberg es una garantía. La espiral autodestructiva del impresionante Clive Owen culminó en el terrorífico plano final del antídoto contra sus problemas de drogodependencia.
7. La noche de Walpurgis (“Hannibal”): la segunda temporada de esta barroca serie para gourmets ha apostado a todo o nada y ha reventado la banca. Lo de Mads Mikkelsen y su Hannibal es impresionante, y su tour de force al final del último capítulo de la temporada nos dejó sin aliento. Esperaremos impacientemente su nueva temporada, en la que al parecer completarán la terrorífica historia narrada en “El dragón rojo”. Imprescindible.
6. Brody no vuelvas (“Homeland”): rectificar es de sabios, y en Homeland han tomado nota. Tras agotar hasta la extenuación la historia de Brody y su “admirada” primogénita Dana, la serie ha acertado al volver a contar lo que mejor sabe hacer y que nos tiene durante cada capítulo con el alma en vilo. Aunque la historia del trastorno bipolar de Carrie ya está un poco sobada, la historia del secuestro de Saul y el ataque a la embajada han devuelto a la serie al lugar que le corresponde. A pesar de todo la aparición por sorpresa de Brody en uno de los capítulos ha sido el momento más impactante, sobre todo para recordarnos que no le echamos de menos ni falta que hace.
5. El fin de Terminus (“Walking Dead”): la última mid season de la serie de AMC ha arrancado con unos episodios espectaculares, de los mejores hasta la fecha, aunque en para mi gusto la historia ha decaído un poco paulatinamente, supongo que para tomar carrerilla. El primer capítulo con el ataque a Terminus y la evasión de nuestros protagonistas fue insuperable.
3. Estamos de luto (“The Good Wife”): la quinta temporada de la serie de abogados ha sido impresionante, con un ritmo narrativo y una realización insuperable. La muerte de uno de sus pilares principales, no ha debilitado la trama, y en su nueva temporada mantiene el sobresaliente, aunque los problemas de Cary Agos con la justicia creo que ya han dado todo lo que tenían que ofrecer.
2. Lester, ¿es esto lo que quieres? (“Fargo”): lo de hacer una serie titulada como una de las mejores muestras de cine negro de las últimas décadas no pintaba nada bien, pero para mi gusto ha sido la mejor y más sorprendente serie del año. Lo de Billy Bob Thorton como el asesino Lorne Malvo ha sido inigualable, y cualquiera de sus apariciones podría aparecer en este ranking, aunque me quedo con la escena del ascensor y su “Lester, is this what you want?”.
1. Seis minutos inolvidables (“True Detective”): hasta la aparición de Fargo era mi favorita del año. HBO apostó por esta dura historia en la línea de “Seven” que destaca por su factura técnica y calidad en la interpretación. Matthew Mcconaughey ganó su óscar más por su magistral interpretación del policía sureño, que por su rol de enfermo de VIH. El plano secuencia del cuarto episodio es para mí el mejor momento del año. Seis minutos arrolladores de precisión técnica al servicio de una historia impecable, que nos dejaron sin aliento. Esperemos que el 2015 nos haga disfrutar tanto o más que éste.
Soberbio post amigo. Me quedo con La noche de Walpurgis (que se avanza al principio de la serie), El fin de Terminus (que vi con Al recientemente) y el plano secuencia de True detective. La brutalidad de las dos primeras, sobre todo en The Walking Dead cuando les ponen en fila para romperles la cabeza con el bate y degollarles, es acojonante. La secuencia de True Detective, inigualable.
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