Monday, 19 October 2015

Series para y Series de

En uno de los múltiples comentarios que hice en las páginas especializadas en series me criticaron porque dije que Ray Donovan era una "serie para machotes", igual que "sons of anarchy" o "vikings". El ataque provenía de un mujer que no se sentía un marimacho y le habían encantado las primeras 4 temporadas de Sons of anachy.

My bad. Efectivamente en esta sociedad donde las generalizaciones son inevitables y a veces incluso necesarias, un error con un artículo puede ser fatal. Donde dije "serie para", debí decir "serie de", y ahí se habría terminado el entuerto.

Pero me ha venido a la cabeza una expresión: “series de mujeres”, utilizada por uno de los mayores expertos y blogueros (que no siempre globero) de series del país. Entiendo que puede haber alguna mujer que se sienta ofendida o discriminada porque crean que donde pone “de”, han querido decir “para”, relegando a las mujeres tal vez a un estrato de series ingenuas, edulcoradas y simples. Me parecería un error.


Creo que cuando se dice “series de mujeres”, en todo caso, se está ensalzando el papel de estas en una industria, la cinematográfica y por ende la televisiva, cargada de testosterona y dirigida mayormente a un público masculino. Me gusta pensar que como una gran parte de la sociedad, esta diferencia vergonzante, esta infamia sexista está cambiando y afortunadamente encontramos cada vez mas series donde el poder narrativo y el peso interpretativo se apoya en mujeres fuertes, independientes y reales, tan protagonistas de las series como de sus vidas.

Probablemente una de las pioneras fue "The good wife" (pasaré por alto que Alicia llegara al despacho y a ser asociada gracias a su relación con Will Garner), ya en su 7º temporada que parece querer enderezar el rumbo de una más que vulgar 6º temporada. Otras, como "Mad Men" muestran el machismo casi como un chiste para mostrarnos un abanico de personajes femeninos estupendos. Tambien podemos hablar de OITNB, girls o transparent.


Pero si hay una serie que puede merecer el apelativo de serie de mujeres (no solo para, que conste en acta) es “Masters of sex”, una serie que ha necesitado el revolcón de una aburrida y errática 2º temporada para poder generar una maravilla como ha sido la recién acabada 3ª temporada. Michelle Ashford escritora y creadora de la misma, sin duda es el gran referente para haberlo conseguido.

Ya dije que en "Masters of sex", el sexo era una excusa, algo secundario pero que generaba el ruido suficiente para acercarnos a la misma. Es una excusa porque habla de otras cosas. Primero de libertad, desde la sexualidad hacia la social, pudiendo hablar de problemas sexuales y homosexualidad sin tapujos. Probablemente esta serie hace un puñado de años habría sido apartada de las parrillas por pornográfica y amoral.

Pero la serie, más allá de narrar la vida y milagros del binomio Masters & Johnson, habiendo dado un importante salto en el tiempo, habla de amor: de amores platónicos, de amores no correspondidos, de amores imposibles y amores merecidos. Amor platónico como el del Dr. Masters por Johnson, que ve que se le escapa entre los dedos porque no es capaz de ofrecerle nada más que sexo y amargura. Amores no correspondidos como el de Libby por su marido y merecidos al verse arrojada a los brazos de otro hombre (que la trata como debe) ante el desprecio continuo de Dr. Masters. De amores imposibles como el de Virginia Johnson por Dan Logan -interpretado por Josh Charles- (ella expresa perfectamente su fracaso amoroso: casada con mi exmarido y amante de dos hombres casados)


















Y sí, es una serie de mujeres (mas allá de Michelle Ashford), donde sus actuaciones son realmente memorables. Papeles como el de  Lizzy Caplan y sobre todo el de Caitlin Fitzgerald  como esa impecable Libby, la abandonada esposa del Dr. Masters, magnifican la profesión, igual que el de Annaleigh Ashford (Betty) lesbiana, exprostituta y colaboradora del centro Masters & Johnson, guardiana de secretos y mentiras pero que toma una relevancia en esta última temporada que no había tenido antes.

Todas ellas se unen en una serie coral tan magníficamente creada inicialmente como desarrollada en la actualidad, que ha ido evolucionando con el paso de los capítulos dejando de lado un cierto aire de tragicomedia para convertirse en un drama de época del más alto nivel.


Una serie absolutamente genial, para derrumbar atavismos y complejos y redescubrir el amor a la vez que nuestro cuerpo. En definitiva una serie de todos y para todos.





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