A "Ray Donovan" la englobo en lo
que llamo “series para machotes”, es decir, series repletas de testosterona,
acción, malos y buenos perfectamente definibles, tramas sencillas, fáciles y
que proporcionan un entretenimiento rápido y cotidiano. Sedados por la acción y
la adrenalina como con "sons of anarchy", "Banshee", "justified" o "vikings".
Aunque me cuesta darle segundas
oportunidades a las series, con Ray Donovan he hecho una excepción, tal vez
porque en el fondo quiero que me guste y en parte porque entra dentro de las
series en las que no hay que devanarse el cerebro para conseguir un resultado
mas o menos deseable. Dentro de estas también, por supuesto, las hay buenas y malas.
Le dí una segunda oportunidad,
siendo consciente de que no se la merecía después del descalabro televisivo que
fue su 2º temporada. Si releeis el post que hice, http://breakingmen.blogspot.com.es/2014/09/ni-moe-szyslak-salva-ray-donovan.html, me quejaba arduamente de la excesivamente ponderada relevancia de la familia del protagonista, de la falta de interés del
papel de Jon Voight y sobre todo de que el personaje de Ray había dejado de ser
interesante, porque en lugar de trabajar resolviendo los problemas de la gente,
gancho de la serie, se dedicaba a atormentar a su familia, y de demostrar su incapacidad para solucionar en casa lo que cobra por solucionar fuera..
Pues bien, la mayoría de estos problemas se han resuelto espléndidamente, en la tercera temporada. En primer lugar el personaje de Jon Voight vuelve a tener un papel relevante, en una trama paralela pero con mucho más interés y donde puede dar rienda suelta a su egoísmo y depravación. Vuelve a enredar a sus hijos en una trama de prostitución que acaba endeudándoles con una mafia Armenia con consecuencias, como podréis imaginar, más que preocupantes. Vuelve a mostrar el perfil que le hizo merecer el Globo de oro por la primera temporada y deja muestras nuevamente de un talento enorme al servicio de un personaje tan sibilino y maquiavélico como su Micky Donovan.
Por otra parte, Ray ha dejado a
su absurda familia en paz, muriéndose de aburrimiento y se dedica a lo que mejor
sabe hacer, y por ende, su mujer y sus hijos, que capitalizaron gran parte de
los focos en la 2º temporada, tienden a desaparecer como se merecen. Sin
embargo no del todo, por desgracia ¿¿de verdad que no se dan cuenta que a nadie
le importa un carajo los hijos de Ray, ni tan siquiera su mujer??? Sobre todo
en la 2º parte de la temporada vuelven a mezclar a la hija en una relación
tan truculenta como banal con su profesor de matemáticas, insustancial y a todas luces superflua.
Yo entiendo que en este tipo de series hay que buscar un argumento lineal que
humanice a los protagonistas, pero de verdad que en el caso de Ray Donovan, no
dan para nada con la tecla.
Esta tercera temporada nos presenta
a un Ray que debe vender su alma a la familia Finney a cambio de un gran favor
para un miembro de su familia. Y desde ahí, Ray se ve arrastrado a formar parte
de los negocios de la familia, aparentemente normales en el mundo del
espectáculo (deporte y televisión), un mundo generalmente altamente relacionado
con el hampa y los matones, pero que tiene un trasfondo donde la violencia, el
chantaje y la extorsión, tiene mas peso las buenas maneras. Con el devenir de
los capítulos, las relaciones se estrechan y el juego de lealtades y traiciones
aflora.
Por supuesto, ayuda muchísimo (¿¿o todo??) a mejor la temporada la incorporación a la trama de nuevos
personajes, como el magnífico Ian McShane (al que ya estoy deseando ver en GOT)
como Andrew Finney. Yo tengo predilención por McShane desde Deadwood, claro,
pero es ese tipo de actor que desde su minúsculo tamaño, se gigantiza en los
planos cortos y en las interacciones con otros actores, reduciéndoles a meras
comparsas. Ya sea como obispo, como magnate o como asesino, es una delicia
verle trabajar y dejarte hipnotizar por esos ojos tenebrosos y esas medias
sonrisas. Katie Holmes como Paige Finney, hija del anterior y aspirante a
heredar su imperio, aparece en un papel muy alejado de la cándida y eterna novia de “Dawson
crece”. Su papel de agresiva empresaria, no le valdrá un Emmy, pero desde luego
no desentona en la serie.
Vuelve a aparecer Hank Azaria,
tan estupendo como la temporada pasada, donde, insisto, fue con diferencia lo
mejor. Aquí aparee apenas en capítulos pero es capazs de retorcer las
voluntades de los protagonistas.
Vale la pena reconocer el
esfuerzo en reconducir la serie a un entretenimiento con bastante calidad y una
agilidad e interés que había perdido. Sobre todo destacables son los 2 últimos
capítulos de la temporada, donde se aceleran las consecuencias de las acciones
de los protagonistas y devuelve a Ray Donovan a un pozo oscuro de
autoconmiseración preguntándose si merece algo mas que la violencia y el caos
que va generando a cada paso que da.
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