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La apuesta era hacer algo innovador técnica y estéticamente, destinado a un nuevo público de la emergente cadena MTV, en plena época de la cultura “new wage” de los ochenta, con sus innovadores video clips, su música y su estética. Michael Mann fue un adelantado a su época y dio en el clavo totalmente. Las historias y los guiones importaban, pero lo que cuidaba al detalle era el envoltorio. Los tonos pastel marcaban la totalidad del metraje y crearon tendencia tanto en arquitectura como en moda. Se cuidaban los escenarios y los exteriores de South Beach con minuciosidad como nunca se había hecho hasta la fecha, pintando y arreglando fachadas cuando lo requerían, y provocando el resurgimiento del hasta entonces decadente estilo Art decó en Miami. El vestuario también marcó tendencia, recurriendo a modistos europeos que crearon una moda “Miami Vice”, con sus camisetas recortadas con americana, sus mocasines sin calcetines, utilizando los tonos pastel de manera recurrente. Como ejemplo de la popularidad que obtuvo, RayBan vendió en 1984, 750000 unidades del modelo Wayfarer que utilizaba Sony Crockett. Los coches utilizados también eran marca personal, y todos queríamos conducir el Ferrari Testarossa o Daytona de Crockett.
La música, que hasta entonces no había tenido significancia en las series de televisión, en Miami Vice adquirió una importancia cumbre, al hilo de la música pop de los ochenta y del surgimiento de la música electrónica. Para ello contaron con Jan Hammer, que creó un mítico tema de apertura y unos inolvidables temas instrumentales (“Crockett´s theme”,"Run cay", “Tubbs & Valerie”…). Recomiendo como imprescidible el doble disco de Jan Hammer “Miami Vice The Complete Collection”. Además cada capítulo contaba con 3 ó 4 temazos de estrellas de momento, que en numerosas ocasiones hacían papeles secundarios, como Phil Collins, Glen Frey, Willie Nelson, Sheena Easton…
Para el papel protagonista de James “Sony” Crockett, se pensó en Nick Nolte y Jeff Bridges, pero por aquel entonces las estrellas del celuloide consideraban rebajarse el salto a la pequeña pantalla, así que Mann y Yerkowich pensaron en Don Johnson, que hasta la fecha había tenido poco éxito en sus apariciones. Don Johnson se transmutó en el Detective de Antivicio que vivía en su barco con el cocodrilo “Elvis” y consiguió un bombazo que nunca volvería a repetir, con un personaje duro, seductor y a ratos atormentado. A su lado como compañero de fatigas en antivicio, Phillip Michael Thomas encarnaba con solvencia a Ricardo Tubbs, policía recién llegado de New York, y que aportaba el toque desenfadado y latino a la serie. El resto de la familia en el departamento de policía la formaban las guapas Gina y Trudy (siempre camufladas de incógnito como prostitutas), el gran y desternillante Stan Switek y su inseparable compañero Larry Zito (inolvidable y conmovedora la escena de su muerte en la ducha del gimnasio).
Mención aparte requiere el gran Edward James Olmos como el hierático jefe zen de la brigada, el gran Teniente Castillo; su personaje estricto, frío, distante, sustituía al insulso Teniente Lou Rodríguez en el sexto episodio, y se convirtió en un icono de la serie, con sus frases sentencia: “háganlo” y “no dejen que los motivos personales interfieran en ello”.
A lo largo de las cinco temporadas y 111 episodios, la serie tuvo sus altibajos, pero con un muy buen tono medio, y supo retirarse a tiempo con unos muy buenos y emocionantes capítulos finales. Destacar míticos capítulos como “La ley del contrabandista”, los episodios en los que Sony pierde la memoria y se convierte en narcotraficante despiadado, y en los que se enfrenta al despiadado Hankman.
A pesar de haber pasado 30 años la serie puede ser revisitada en cualquier momento con simpatía y añoranza, recordándonos cuánto le deben todas las series que han aparecido posteriormente. Yo por mi parte sigo poniéndome en verano mis mocasines sin calcetines como homenaje al gran Crockett.
Miami vice fue también una de mis series de infancia y diría también de juventud porque recuerdo que me tragué todos los capítulos en una reposición. Me encantaba que la mayoría de los capítulos acababan fatal. En comparación con el equipo A, esto era otra historia, claro. Recuerdo también cuando Sony perdía la memoría y la muerte del amigo con la aguja en el brazo. Y los coches y Trudy y el hierático Castillo y su cara de poker. Era una serie genial, la verdad.
ReplyDeletefelicidades por el post y por hacerme recordar esa música electrónica penetrante