Cuando un conocido me preguntó
por “Rectify” le dije que era una serie
preciosa. No bonita, sino con un nivel de preciosismo difícil de encontrar en
la televisión. Y me recuerda a "True detectives", sin tener nada que ver con
ella. Pero son series que te hacen disfrutar no solo por las interpretaciones y
la trama, sino principalmente por lo que perciben tus sentidos.
Rectify, de la que acaba de
terminar la 2º temporada, es una serie que narra la liberación y sobre todo la
reinserción, tanto en la vida como en su pueblo natal, de un recluso (Daniel Holden)
que ha estado 20 años en el corredor de la muerte. El proceso de adaptación de
él a la vida, y del pueblo, donde muchos le siguen considerando culpable, a él,
es el eje en el que órbita la serie. Es una historia de cambios gigantes en las
vidas de las personas y cómo somos capaces de asimilarlos y sobreponernos a
ellos. Pero también un canto a la libertad, a las segundas oportunidades y al
perdón de los pecados. Tanto como a la intolerancia, a la cerrazón y al odio,
ya que se le van plantando muros tan infranqueables como los de la cárcel.
Acompañada de una música
envolvente fabulosa, la serie recorre los campos infinitos de Georgia con un virtuosismo
fotográfico digno de cualquier gran producción, y magníficamente rodada, con un
tempo y unas tomas que ayudan a transmitir desde el silencio a la ternura
Mientras la 1º temporada seguía a
Daniel Holden (Aden Young) en el
redescubrimiento del mundo (tecnologías, familia, sentimiento…) durante los
primeros 7 días de su excarcelación, la 2º temporada ahonda en los sentimientos
que su presencia despiertan en su familia y entorno. Destacar tanto en la 1º
temporada como en la 2º el papel de Abigail Spencer como hermana coraje del
protagonista y sobre todo en la 2º la del binomio Ted Talbot Jr (hermanastro de
Holden) y Tawney Talbot. Sin duda las partes más crudas y emotivas se viven en
esta relación, torpedeada por la presencia de Daniel
Y aunque no es una serie fácil, Rectify
es una joya casi desconocida de la televisión donde las actuaciones
sobresalientes de los actores son una tuerca más en el engranaje de esa serie
preciosa, para ser paladeada lentamente.
Y habiendo llegado el final
definitivo de “the killing” no puedo dejar de hacer un par de reflexiones sobre
ella.
Si eliminamos los lamentables
últimos 15 minutos de la serie e introdujéramos un final racional y menos
utópico, seguramente el sabor de boca del espectador habría sido infinitamente mejor.
No hay Dios que se crea, habida cuenta de los personajes y del desarrollo
global, ese final tan meloso e irreal. Una completa decepción. No necesitamos
finales artificiales para irnos felices a la cama.
Pero exceptuando esos trágicos 15
minutos, el tono general de la serie es muy bueno. Continua con la historia
donde la dejó en la 3º temporada (para mi la mejor), y los 6 capítulos pendulan entre la culpa y el
arrepentimiento. Linden y Holden tratan de tapar sus culpas mientras, paralelamente,
investigan un caso de asesinato relacionado con un alumno de una academia
militar. Y aquí se abre otra vía de la temporada: historias de padres, madres e
hijos que se entrelazan: hijos perdidos, hijos queridos, hijos
abandonados…hijos. Linden, Holder, Margaret Tayne, la familia Stansbury…
Tan buena como la actuación de
Peter Sarsgaard en la 3º temporada es la de Joan Allen como la coronel Margaret
Rayne, responsable de la academia militar donde se desarrolla buena parte de la
trama. Es una maravilla verla actuar en versión original, mostrándose
infranqueable y pétrea hasta ese cierre del caso tan bien desarrollado y tan
desgarrador. Si ese hubiera sido también el final de la temporada y de la
serie, todos habríamos quedado mucho más satisfechos
Nice post thhanks for sharing
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