El tiempo es oro. Para admiradores de las series de calidad como nosotros, que trabaja, tiene hijos pequeños, gusta de hacer deporte, leer una buena novela y ver una buena película (algo cada vez más raro actualmente), la decisión de empezar a ver una nueva serie es a veces complicada, pues el tiempo es escaso y la oferta amplia.Ya que dispongo de poco tiempo me gusta gastarlo en cosas que realmente valgan la pena, intentando ir sobre seguro en la medida de lo posible. Para ello mi mayor apoyo son mis compañeros de blog, con los que comparto gustos al 100% y sirven de excelente filtro de metralla televisiva. También leo algún que otro blog, oyes el boca a boca… y con toda esa información eliges la opción más apetecible.
Con todo ello siempre tienes en el disco duro alguna serie para ver, pero que por su extensión, su temática o sus vibraciones no terminas de animarte a empezarla. Una de ellas es “Oz”, de la que hablaré cuando la vea, y la otra es la serie que me ha enganchado los últimos meses y ha derribado muchos de los tabúes que tenía hasta la fecha: “The Good Wife”.
En un principio todo lo que veía a primera vista me alejaba de ella: a) es una serie de abogados: no me hacen mucha gracia las series de este tipo, aunque me gustaba bastante en su época “La ley de Los Ángeles” (sobre todo el personaje de Corbin Bernsen), pero son series muy repetitivas y facilonas que acaban cansando, con su temática de un caso por episodio (como ocurre también en la reiterativa “House”). b) sus temporadas tiene 22-23 capítulos: de sólo oírlo me daba pereza empezar los más de 100 episodios que tenía por delante. Ahora que los he terminado me siento huérfano y con síndrome de abstinencia. c) la protagonista absoluta es Julianna Margulies: su personaje de “Urgencias”, no me hacía ni fu ni fa, y el ser una protagonista femenina me hacía pensar que se trataba de una nueva “Sexo en Nueva York”.
Sin embargo, tras terminar “Breaking Bad”, y sufrir el vacío que nos dejó, decidí meterle mano a fondo y darle una oportunidad tras escuchar maravillas de ella, que la comparaban en el último año con obras de arte de la talla de “Mad Men”, “Walking Dead” y la mencionada “Breaking Bad”, lo que sonaba a mis oídos como palabras sacrílegas de disidentes despreciables. Tras iniciar los primeros capítulos me tuve que tragar mis palabras, pues la droga de “The Good Wife” se introdujo en mi sistema nervioso de manera inexorable. Es una serie de abogados, pero los casos son lo de menos, aunque son muy interesantes, siendo planteados desde diversos puntos de vista y de manera muy novedosa. Pero lo más importante es la trama principal entre su protagonista y sus inolvidables personajes secundarios. Los personajes crecen a lo largo de los capítulos, sin existir un capítulo malo. La cosa va mejorando con el tiempo de manera imparable, y desemboca en una impresionante quinta temporada, a la altura de lo mejor de la década, con un ritmo frenético y una factura técnica imponente, incluida una banda sonora a la altura. Los diálogos creados por los creadores de la serie (el matrimonio Robert y Michelle King) tienen gran altura, resolviéndose las tramas de manera brillante, y plantando semillas para el futuro con elegancia. Es admirable como es llevada la tensión sexual entre sus dos protagonistas, evitando situaciones vistas miles de veces y topicazos conocidos.
Aunque su protagonista absoluto es Alicia Florrick (encarnado a la perfección por Julianna Margulies), es una serie coral en la que el resto de personajes va cobrando importancia, y vas amando y odiando a todos los personajes según transcurren los episodios. Muchos personajes parecen insípidos al principio, como el de los abogados Will Gardner (interpretado a la perfección por Josh Charles, del que no sabía nada desde “El club de los poetas muertos”), Cary Agos (Matt Czuchry), Diane Lockhart (Christine Baranski) y el de la investigadora Kalinda Sharma (inolvidables sus botas y minifaldas, aunque muy olvidables las apariciones de su vulgar marido), pero sus personajes se van desarrollando con complejidad creando unos personajes antológicos.
Con todo esto mi personaje favorito es el de Eli Gold, asesor de campaña del marido de Alicia, Peter Florrick (con diferencia el personaje más insípido, aunque necesario, de la serie). El escocés Alan Cumming va ganando terreno desde su primera aparición y fagocita a todo el que aparece a su lado, tomando más importancia cada temporada. Eli Gold es cínico, inteligente, corrosivo, directo, pero le queremos con locura. Me recuerda mucho a otro cínico inolvidable, el genial Ari Gold de Entourage.
Otra baza importante es la de los secundarios ocasionales que desfilan por la serie, como el carismático Michael J Fox encarnando al repulsivo Louis Canning, el eficaz Mathew Perry en el papel del mentiroso Kresteva, la genial Carrie Preston en uno de los mejores personajes de la serie (Elsbeth Tascioni), Mathew Goode en la última temporada, y Dylan Baker, que crea su Hannibal Lecter particular como el asesino refinado Colin Sweeney.
No sé cómo será el futuro de “The Good Wife”. Espero que su crecimiento continúe, y no desperdicien lo realizado con un declive (tipo “Dexter”) que no se merece. Yo de momento anhelo la nueva temporada con desesperación, "...en mi opinión..."