Saturday, 26 December 2015

Risas navideñas contra el reflejo generacional

Sin duda para esto de los premios, los guionistas tienen más idea y mayor criterio que el resto de elenco a la hora de conceder premios, o de nominar, que a veces es ya un premio. Me encanta por eso ver en la lista de nominaciones a los  WGA Awards 2016 que conceden los guionistas americanos a "bloodline" como mejor serie novel, a mi idolatrada "the americans" en mejor drama y a "Broad  city" a mejor comedia. Me encantan las tres y las tres son política y a veces agresivamente incorrectas

A "Broad city" me asomé por casualidad y continué con ella por convicción. Evidentemente es una serie que jamás aparecerá en una televisión general, porque es vulgar, cínica, dañina, directa y muy, muy humana, en el sentido de que es real. Tan real que es hilarante en ocasiones y trágica en otras muchas. 



Como si fuera el reverso tenebroso de “Girls”, la serie muestra la vida de dos veinteañeras en NY. Pero al contrario que la 1º, a estas sí se les ve pasando las penurias de unas asalariadas que malviven con subempleos, con problemas de autoestima e identidad pero que los afrontan con un positivismo a veces irreal. Las dos protagonistas oscilan entre la vulgaridad y el descontrol pero sin olvidar nunca un sentido del humor que te deja una sonrisa siempre en el rostro. Se puede decir que es una serie, además de real, muy optimista a pesar de los pesares.

Esta excelente serie nos empuja a veces a un surrealismo mágico de la mano de las protagonistas y sus desternillantes compañeros, a través de sus drogas, su precariedad y sus aventuras, a veces más propias de los Simpson que de una comedia de situación. 

Y aunque odio profundamente expresiones como “reflejo generacional”, sin duda esta se puede acoplar muchísimo mejor a “broad city” que a “You are the worst”, algo más edulcorada, más limpia y menos controvertida.

“You are the worst” es otra comedia que acaba de terminar su 2º temporada y a la que acaban de lloverle las nominaciones a los critics' choice. Alguna, como la de las actrices me parecen un poco excesivas.  Es cierto además que, sin dejar de ser divertida, ha virado levemente al entrar en varias fases en el drama más total con una protagonista imbuida en una profunda depresión. Y eso preveo que le ha dado bastantes puntos.

Para quienes no sepan de qué va, se centra básicamente en la relación de dos personas egoístas, mezquinas, antagónicas y dañinas (tóxicas dicen en todas las sinopsis). Y aunque, como los polos iguales, parece que la lógica sería la repulsión de ambos, acaban formando una pareja divertida, extravagante y que conduce a conclusiones muy divertidas. Además los secundarios, mayormente el compañero de piso de él y la amiga de ella, además de un peso importante, son un complemento perfecto.



Me gustaría destacar los primeros capítulos de la ultima temporada, geniales en reflejar cómo esta pareja de atormentados y vividores tratan de huir del convencionalismo a base de perico y vodka. Y por supuesto el capítulo donde el protagonista……trata de relajar la depresión de su novia llevándola a un pasaje del terror. Es absolutamente maravilloso y te salta la lagrimas de risa.

Por tanto, si queréis sobrellevar un poco estas navidades, repletas de suegros listillos, cuñados sobrados, sobrinos maleducados o padres tostones, podéis meterle mano a estas comedias o asaltar, si no, impunemente el mueble bar de tu abuelo.






Friday, 11 December 2015

Plata o plomo

“Ustedes puedes aceptar mi negocio o aceptar las consecuencias. Plata o plomo”

Aprovechando la acertada nominación a los globos de oro como mejor serie de "Narcos"  y la no tan justa ni comprensible de Wagner Moura a mejor actor (luego explicaré mis razones), me he decidido a hacer un pequeño post sobre la misma, aunque hace ya varios meses que la vi y ya se han escritos largos artículos sobre ella.

Cuando leí que se preparaba el enésimo intento de retratar la vida de Pablo Escobar, me vino a la mente la serie “Entourage” y el fallido intento de Vince Chase de hacer “Medellin” y que le dejó en la ruina. Como aquella, la mayoría de los intentos de reproducir la historia del más poderoso y sanguinario narcotraficante han sido un tremendo desastre, tanto por las interpretaciones como por los actores (incluido Cliff Curtis -que ahora deambula por “fear the walking dead”- que en la peli “blow” era bastante lastimoso)

Sin embargo este nuevo intento da de lleno en el clavo. "Narcos" es una serie tremenda que penetra y profundiza con maestría en la biografía de Pablo Escobar, treinta años después de su muerte, y del truculento cartel de Medellín, una organización de dividió en dos Colombia, entre los que pensaban que Escobar era un hombre del pueblo y los que le veían únicamente como un capo brutal. Ellos situaron Colombia como el epicentro de la violencia y la desolación, imprimiendo un sentimiento de ausencia de futuro que subyace en cada minuto de la serie y de la que probablemente, aun hoy, se sigue resintiendo el país. Seguramente, esa vuelta al pasado, levantará más ampollas en los colombianos que el acento imperfecto de los protagonistas.



Sobre la calidad de la serie mucho tiene que ver Wagner Moura, un talento interpretativo que se atreve con el español a pesar de ser brasileño. Él es el alma, el motor y la cabeza de reparto. Contenido pero a la vez intenso, transmite magistralmente el encumbramiento y la personalidad de Pablo Escobar. Sin embargo y a pesar de la valentía de Moura, se nota demasiado su acento brasileño, o mejor dicho su no acento Colombiano. Tal vez a los americanos que verán subtitulada la serie, se les pase por alto, pero para un hispanohablante es tan evidente, tan chocante y tan artificial que le hace perder muchos puntos. Esa razón debería ser suficiente para no haberle nominado a los Globos de oro.

Podemos ver tambien a Pedro Pascal (Oberyn Martell en GOT y habitual de “the good wife”) encarnando a Javier Peña, en un papel muy superior al de su compañero Boyd Holbrook como Steve Murphy (y que ya vimos, más acertadamente en Hatfields & McCoys)


La serie viene de la mano de José Padilha, productor y creador de "Tropa de élite", esa película bestial que tenía a Moura como protagonista en el papel del explosivo y salvaje Capitán Nascimento del BOPE (la escena de la cura de sueño con la definición de estrategia, es celebre). Padilha sabe representar la globalización que supuso la expansión de la coca con un elenco de actores de diferentes nacionalidades: americanos, brasileños, colombianos o mejicanos. El resultado es realmente único.

¿Pero que tiene el personaje de Pablo Escobar que levanta tantas expectación? No se puede decir que sea admiración ni desprecio, sino una necesidad de indagar en este antihéroe que sembró de muerte y miedo Colombia y de coca Estados Unidos. Creo que lo que llama la atención es el ascenso de un hombre que quería ser el mas importante de su país pero que eligió el camino mas sucio y despreciable. Y lamentablemente en esta sociedad, nos preocupa bien poco el medio y sí el fin logrado. Escobar, amante de su gente y de su tierra, pensó que construyendo viviendas sociales y repartiendo pesos conseguiría tapar sus asesinatos, su dictadura sanguinaria.

Desde el primer capítulo cuando les dice a los militares en el puente aquello de "plata o plomo", hasta las últimas escenas en “la catedral”, la mirada de Moura encarnado en el mas salvaje de los hombres sobre la tierra trasmite una potencia abrumadora. Casi tanto como sus sonrisas ladinas y sus silencios atronadores.

En mi opinión la gran baza de Narcos es estar apoyado en un excelente guion, en la mezcla de imagines reales que imprimen peso y consistencia a la historia y un montaje más que acertado. La forma de narrarlo desde el punto de vista americano, con la voz en Off de un agente de la DEA en Colombia imprime el carácter de un relato descarnado, mas brutal en tanto que no viene de la mano de un Colombiano. Me recuerda mucho, nuevamente, a la voz en Off de "blow" y que sin duda ayudaba a seguir la historia más apasionadamente.


Al parecer "Narcos” quiere hacer un recorrido por diferentes organizaciones hasta acabar en la actualidad en Mexico. De momento ha sido renovada para una segunda temporada, en la que se hace cargo el showrunner Adam Fierro, responsable de las últimas 4 o 5 temporadas de “the shield”. Desde luego nos garantiza un buen puñado de violencia para la próxima entrega.

De momento hay que dejarse recrear por una parte de la historia del final de siglo, narrada con detalle y precisión y que no dejará indiferente a nadie que la vea.



Thursday, 3 December 2015

The Leftovers: esa maravilla demencial

Los especialistas hablan de reinas negras de la televisión y a todos se les llena la boca hablando de Viola Davis, una actriz maravillosa que me parece artificial, histriónica y desmedida en “how to get away with a murder” (premios inmerecidos aparte). Tal vez arrastrada por la asquerosa vulgaridad de la serie, ella sobresale por su calidad y por la rueda de marketing impulsada por Shonda Rhimes.

Pero a mí Regina King sí me parece una digna candidata a reina. Yo la conocí en "Southland", aquella espectacular serie de policías que siempre ha pasado un poco de puntilla por desgracias y en la que ella capitalizaba gran parte del talento (que era mucho) http://breakingmen.blogspot.com.es/2013/11/una-de-polis-y-cacos-dificil-mejorar.html

Antes había trabajado en "Ray", con unas críticas fabulosas. Pero el reconocimiento le vino este mismo año con su Emmy por “American crime”, otra serie imprescindible donde ella realmente borda el papel de hermana activista y comprometida con la libertad de su hermano encarcelado por motivos raciales. Sus conversaciones en la cárcel y esos ojos magnéticos son suficientes para justificar la serie.



Ahora la estamos disfrutando en "The Leftovers", ensamblada en un reparto sobresaliente y ya consolidado al que dota aun de más valor. Aquí hace el papel de madre de una desaparecida en un pueblo donde no había desaparecido nadie, y esa mezcla de agresividad, mesura y valentía que imprime a sus personajes, encaja a la perfección en esta serie ciclotímica y genial.

Porque "The Leftovers" es una serie que te deja al borde del precipicio semana tras semana. Sin excepción esta vez. Si aceptas la maraña en la que te enreda, mezcla de locura, subrealismo y unos personajes maravillosamente desarrollados y complejos, la serie te expone a una hipersensibilidad a escala industrial. Todas las historias importan, todas convergen y tienen sentido y todas están dotadas de una carga de emotividad extrema. Y juega con el tiempo, los personajes y los sentimientos como un niño con un mecano, pero con un sentido global.

La segunda temporada no se dedica tanto a la pregunta de qué ha sido del 2% de la población mundial desaparecida sin explicación ni razón aparente, sino más bien a ¿Qué ocurre si esto vuelve a suceder? Y esa es la principal razón por la que la historia se traslada a Jarden, la mayor de las poblaciones (en torno a 10 mil personas) donde no desapareció nadie.

Hasta allí viajan Kevin Garvey (un nuevamente estupendo Justin Theroux), su pareja Nora Jamison y el pastor Matt Jamison (Christopher Eccleston), el hermano predicador con sus familias, y allí encuentran a un enigmático bombero que se dedica a hacer la justicia por su cuenta, quemando casas para sofocar los incendios más tarde y forzando a la gente que no considera apta a abandonar el pueblo. 

 

La temporada se focaliza en gran medida, enlazando con la anterior en los problemas psiquiátricos del protagonista, que por una parte le hacen aparecer en sitios sin saber cómo ni porqué ha llegado allí y por otra parte padece una esquizofrenia que le hace ver gente ya desaparecida que le van dictando los siguientes pasos en su vida. Pero, con acierto, no olvidan otras historias que no nos dejan para nada indiferentes, como el personaje tremendo y despiadado de Liv Tyler (la escena del autobús escolar y la granada, se sale) o la ex-esposa de Garvey, ya fuera de la secta y tratando de abrir los ojos a un mundo lleno de ciegos.

Sin dejar de lado alguna de las cosas buenas de la temporada pasada, como esa música inquietante y esperanzadora, añade además ese punto de intriga que no le viene nada mal, una capacidad adquirida por el creador en “lost” de dejarnos al borde del asombro cada semana, y una magnifica dosificación semanal de las diferentes vías argumentales  para que no descubramos nada relevante hasta que ellos quieran, creando la adecuada pausa entre capítulos.

Y aunque parece difícil decantarte por un capítulo sobre otro, el capítulo donde Eccleston es protagonista y su relación con su mujer incapacitada, o el capitulo "asesino internacional", donde el protagonista está metido en una especie de sueño de la muerte, son simplemente gloriosos, unas obras de arte  tan redondas y demenciales como el resto de la temporada.


Una serie mayúscula, muy HBO: atrevida y arriesgada, mas guiada por la calidad que por la audiencia, con unas actuaciones superlativas, y que a los conversos como yo, nos deja cada semana con el corazón encogido y la boca seca.




Tuesday, 24 November 2015

Cuando Michael Gambon no es suficiente

Hay actores a los que te encuentras de repente, inesperadamente en el mismo momento aunque en series diferentes. En televisión se da muy a menudo. A mí me parece estupendo: te sirve para comprobar si el actor es capaz de pasar de un registro a otro y ayuda a comparar actuaciones.

Me ha pasado con Michael Gambon, un monstruo de la interpretación al que lamentablemente las nuevas generaciones únicamente recordarán por interpretar a Albus Dumbledore en la saga de Harry Potter. Yo tuve el gusto de verle en "Fortitude" y en "The casual Vacancy" en el transcurso de una semana de este verano ya olvidado.

“The casual Vacancy” (y enlazo aquí con Harry Potter), fue la primera novela para adultos de J. K. Rowling, y sin haber leído el libro, la miniserie que se ha gestado a partir del mismo tiene mas oscuros que claros. Me vale como una serie costumbrista y casi de situación, donde los personajes se van enlazando y relacionando sin aparente orden para, como suele ocurrir, acaban confluyendo en un relato común.

En este caso, la trama es tan sencilla como constatar en cómo afecta en un pueblo y sobre todo en las decisiones de su órgano gestor, la muerte de uno de sus miembros. Pero  sobre todo cuanta energía y mala leche se puede gastar en influir en la decisión de quién debe reemplazar dicha baja inesperada y con ello provocar giros en la gestión municipal (concretamente si se debe sustituir un centro cultural por un balneario mucho más lucrativo aunque con menos beneficios sociales para los jóvenes del pueblo)





Sobresale Michael Gambon, como alma mater del pueblo, empresario sin escrúpulos y facilitador de todo tipo de tejemanejes a fin de llegar a sus objetivos. Sin embargo el resto de elenco no llega ni por asomo a su talla y carecen completamente de talento. La historia, aunque entretenida, no aporta casi nada nuevo a las 250 series británicas anuales, muchas de ellas bastante mejores, que se mezclan en la parrilla de UK.


“Fortitude” por su parte tiene mucho más nombre y trabajo de marketing detrás que valor real. Sobre todo la serie se vuelve aburrida, previsible y sin sentido, mezclando momentos realmente interesantes con otros más que superfluos y de relleno.

Nos muestra el pueblo noruego de Fortitude, donde se mezcla un crisol de razas y nacionalidades, a fin de llevar a cabo investigaciones en un glaciar, y los acontecimientos que se producen allí: el esclarecimiento de la muerte de un antiguo investigador y una extraña muerte producida sin causas aparentes. Y aunque la primera de las tramas tiene mucha más chicha que morder, la 2º es la que soporta la mayor parte del tiempo de metraje, cuando, además, parece obvio el resultado desde el primer minuto.



Sin embargo el mayor pecado de la serie es no saber aprovechar el talento de varios de sus actores. Concretamente Michael Gambon aparece en contadas ocasiones en un papel muy por debajo de sus posibilidades. Probablemente se debe a las mismas razones que le han llevado a anunciar su retirada de los escenarios: las pérdidas de memoria y su incapacidad de aprenderse guiones largos. De todas formas parece imposible que no se pudiera haber exprimido mucho más su personaje.

Lo mismo se puede decir del papel de Christopher Eccleston, ese Dr. Who que nos convenció con fantásticas actuaciones en “the leftover” (esta 2º temporada más si cabe) o “the shadow line”. Sale demasiado pronto de la serie y no nos permiten verle interactuar con prácticamente ninguno de los personajes

En cambio sí podemos ver en todo su esplendor a Stanley Tucci un magnifico secundario que no necesita estridencias para ser efectivo y creíble en la pantalla (véase si no “la solución final” o “Margin call”). En esta hace de detective enviado desde el continente para resolver los casos pendientes en Fortitude.


En fin, que la falta de brillantez del guion, una duración claramente excesiva y el escaso criterio a la hora de gestionar las historias y el factor humano la convierten en una serie prescindible y hasta evitable.




Friday, 13 November 2015

Downton Abbey: Cuando una serie se va... algo se muere en el alma


Si bien no tengo mucho tiempo para ver todas las series que me gustaría, cuando me engancho a alguna soy extremadamente fiel a ellas, y cuando terminan siento una punzada que tarda en desaparecer. El año pasado me pasó con “Breaking Bad”, y este año la acusé en gran medida tras el final de “Mad Men” y mi añorado Don Draper.
Esta semana volví a sentir lo mismo tras ver el último capítulo de “Downton Abbey”, aunque me quede el consuelo del capítulo especial de Navidad para digerir mejor la pérdida. Han sido 55 capítulos y seis especiales navideños a lo largo de seis temporadas que han relatado las vivencias de la familia Crawley, condes de Grantham entre 1912 y 1925, años que significaron grandes cambios dentro del la tradicional y rígida sociedad británica.


La serie es un folletín de los de toda la vida, centrándose en las vidas de los numerosos personajes que componen la aristocrática familia y su servidumbre (como ya lo había hecho la misma televisión británica ITV en los años setenta con la mítica “Arriba y abajo”), y sobre todo en los grandes cambios que se vislumbran en las primeras décadas del siglo XX. El creador y guionista de todos los episodios es Julian Fellowes, ganador del óscar por el guión de “Gosford Park” en 2002, película que anticipa en gran medida a “Downton Abbey”.


Sobra decir que la ambientación, dirección artística y fotografía son sobresalientes, como en todo serie británica de calidad que se precie, recordándonos a menudo a la espléndida “Retorno a Brideshead”. Llama la atención lo bien engarzadas y montadas que están todas las historias que aparecen en cada episodios, con escenas bastante breves que aportan un ritmo muy alegre a cada uno de ellos (al contrario de lo que sucede en nuestro icono “Juego de Tronos”, con escenas mucho más largas, e historias más compartimentadas). Los problemas se suceden en cada episodio y se resuelven con la misma agilidad.

Las seis temporadas son muy entretenidas y no decaen en ningún momento, con idas, venidas y apariciones de nuevos personajes que mantienen nuestro interés. La única historia que se hace cansina son las tribulaciones de Anna y el Señor Bates, haciéndose interminable su historial de desgracias, problemas con la justicia, de salud... que nos llegan a desesperar, faltando sólo que aparezca un hombre de color y les sodomice, cosa que por cierto no le vendría mal a la frívola de Lady Mary, que a lo largo de toda la serie mantiene en vilo con sus dimes y diretes en cuanto a amoríos, a todo el personal masculino del condado de Yorkshire y sus alrededores.

El reparto por supuesto es impecable y soberbio (imprescindible apreciar el impecable inglés en versión original) con intérpretes de gran calidad, destacando la americana Elizabeth McGovern (inolvidable en “Érase una vez en América”) como la entrañable Cora Crawley, Michelle Dockery como la comentada Lady Mary, y en especial la impresionante Maggie Smith (“Una habitación con vistas”, “Gosford ParK”) como la Condesa viuda, el mejor y más cuidado personaje de la serie, afilado como un bisturí. En la servidumbre destaca por encima de todos el soberbio Jim Carter (impresionante voz) como Míster Carson, mayordomo y guardián de las tradiciones de Downton Abbey.


Destacan también las apariciones puntuales de actores consagrados en jugosos papeles, como Shirley MacLaine en el papel de abuela materna de los Crawley, dando contrapunto a Maggie Smith, nuestro admirado Ian Glenn (Sir Jorah de “Juego de Tronos”) como pretendiente de Lady Mary, el gran Paul Giamatti, y el solvente Mathew Goode (“The Good Wife”, “Match Point”).


La última temporada de Downton Abbey ha estado a la altura, con entretenidas tramas, excepto posiblemente la de la contienda del hospital, carente de cierto interés. Resulta impresionante la recuperación milagrosa de Robert Crawley de su úlcera sangrante (sin haber perdido un solo kilogramo de su oronda figura tras una gastrectomía de urgencia), así como que la mojigata Lady Edith haya encontrado por fin su media naranja, ya que estoy seguro que en el capítulo especial de Navidad sellen su amor en el happy end final.

Esperemos que nuevas series vayan rellenando los huecos que nos van dejado series inolvidables que nos acompañarán toda la vida.