Monday, 16 February 2015

SO SAY WE ALL, Y A POR LOS CYLONES

Las personas de nuestra generación, guardamos recuerdos entrañables de las series que emitía TVE en verano, dedicadas a una franja de público más infantil, y que hacían nuestras delicias al volver de la piscina o de la playa. Series como “El superhéroe americano”, “El coche fantástico”, “Starman”, “El halcón callejero” o nuestra “Verano azul”, emocionaban y divertían a niños y adultos durante la época estival. 


En mi caso, como buen aficionado a la ciencia ficción (tanto en la literatura como en el cine), uno de los mejores recuerdos que tengo de mi infancia (televisivamente hablando) es el del verano en el que emitieron “Galáctica, estrella de combate” (1978). Aprovechando el shock y la revolución que supuso “Star Wars” (1977), el creador Glen Larson (que anteriormente había participado en la recordada “El Fugitivo”), realizó la serie de televisión más cara hasta la fecha, en la que la civilización humana compuesta por las doce colonias de Kobol, era atacada y casi exterminada por el Imperio Cylon, una civilización de robots originalmente creados por una raza de reptiles alienígena. A este ataque sólo sobrevive la Estrella de combate Galáctica, al mando del Comandante Adama (Lorne Green), constituyendo una especia de Arca de Noé en busca de la tierra prometida.


La serie estaba realizada con solvencia para los estándares de la época, aunque vista más de treinta años después ha envejecido bastante manteniendo el encanto del pasado. Además contaba con unos eficaces protagonistas, Richard Hatch (Apolo) y Dirk Benedict (Starbuck) antes de hacer “El equipo A”, como pilotos de combate, manejando las naves Viper que soñábamos con tripular en nuestras fantasías aniquilando cylones a tutiplén. La serie contó solamente de una temporada de doce capítulos, seguida dos años después por una abominable y casposa continuación de diez episodios llamada “Galáctica 1980”


Con este maravilloso recuerdo de infancia, me sorprendió mucho que en el año 2003 los estudios Universal a través del canal Sci Fi Channel, de la mano de Ronald D. Moore decidieran acometer la idea de hacer un remake con el título de “Battlestar Galactica” (Reimagined Series). En todo ello tuvo mucho que ver la figura del mencionado Richard Hatch, que había escrito varios libros sobre Galáctica, y realizado un episodio piloto en 1999 con el objetivo de relanzar la serie, que no fructificó en su momento, pero que sin embargo le dio la oportunidad de participar activamente en este nuevo proyecto interpretando a un personaje recurrente en la serie, el terrorista convertido en político Tom Zarek.  


Como ante cualquier remake de un producto añorado, mis sensaciones fueron de rechazo, y sólo decidí contemplar dicha obra al terminar la emisión de la misma y escuchar múltiples alabanzas desde diversos medios, cuando un amigo me dejó el pack completo de cuatro temporadas, 73 episodios y dos películas.  


Battlestar Galactica constituye un entretenimiento de primer orden para amantes de la ciencia ficción, con una factura técnica y de efectos especiales a la altura, que va mejorando a lo largo de las temporadas. La serie constituye un todo diseñado desde un principio, y combina la episodios de acción y aventuras, con temáticas filosóficas y religiosas, demostrando una gran ambición y unas ganas de trascender. Aunque en algún momento, sobre todo a mitad de cada temporada, el ritmo se hace algo más cansino y monótono, suele remontar terminando en unos final season de categoría, relanzando la historia. Puestos a poner pegas, sólo añoro un poco más de sentido del humor que relaje un poco las tramas, como hacía a la perfección Josh Weddon en mi admirada “Firefly” (ver post previo).


Una baza a favor del nuevo producto ha sido la de realizar varias modificaciones respecto al original que han constituido un gran acierto. Decidieron en este caso que los Cylones habían sido creados por los humanos y se rebelaron en su contra (como en  “Terminator”) decidiendo su aniquilación,  pero lo mejor es que doce modelos de ellos tenían apariencia humana, lo que otorga una incertidumbre por saber de quien se trata, que se mantiene hasta el final de la serie.


Otro gran acierto ha sido el de cargar el peso de toda la serie sobre Edward James Olmos (nuestro añorado Teniente Castillo de “Miami Vice”) como Almirante Willian Adama, componiendo un inolvidable personaje que aporta sabiduría, honradez y ternura en sus apariciones. Se nota su implicación completa en la serie, llegando a dirigir varios capítulos de la misma. También está muy bien Mary McDonnell (“Bailando con Lobos”) como la presidenta Laura Rosling, con gran veteranía y saber estar.


 El resto de secundarios mantiene el tipo, Katee Sackhoff como la temeraria Kara Thrace (otro acierto de la serie, transformar a Starbuck en personaje femenino, teniendo sus escarceos amorosos con el insulso y ñoño Apolo, interpretado por Jamie Bamber), Michael Hogan como el rígido y alcohólico subcomandante Saul Tigh, el histriónico James Callis en el papel del tortuoso y mezquino Dr. Gaius Baltar, y sobre todo la explosiva Tricia Helfer aportando la dosis justa de erotismo como el cylon número seis.  




“Battlestar Galáctica” concluyó su emisión en el año 2009 con unos capítulos finales emocionantes a la altura del producto. En el año 2010 los mismos creadores realizaron una precuela titulada “Cáprica”, que sitúa su acción décadas antes del ataque cylón. La serie tras una primera temporada de 18 capítulos fue cancelada debida a la floja audiencia obtenida, recibiendo sin embargo buenas críticas. El producto parece agotado y saturado por el momento. Habrá que esperar unos años para comprobar si es un final definitivo o un hasta luego.  



Tuesday, 10 February 2015

Gotham para preadolescentes

Me parece sorprendente que con los actores tan mediocres que pueblan “Gotham” el resultado no deja de ser decente. Y digo decente desde la óptica de considerarla una serie voluble para preadolescentes. Por supuesto, desde mi mirada crítica adulta, es bastante flojita, sin quitarle el mérito de que he sido capaz de aguantar la 1º temporada.

Hay que reconocerle ciertos puntos a su favor. El más importante que es capaz de reproducir el ambiente desolador y decadente de la ciudad de “Gotham” parecido al que envolvía los comics e incluso las películas previas.  Parece una ciudad asediada por la contaminación, la lluvia y la desesperanza, como reflejo de una sociedad corrompida y un sistema injusto que al fin y al cabo es la tendencia a la que nos vemos empujados. Ese fue el caldo de cultivo de Batman.



Como en toda serie palomitera que se precie últimamente aparecen dos tramas interrelacionadas: por una parte los casos semanales que tienen que resolver James Gordon y la policía de Gotham, y por otra parte el devenir cotidiano de las vidas de personajes archiconocidos como un joven Bruce Wayne, Catwoman, Enigma, o Harvey "Two-Face" Dent. Todos ellos mucho más jóvenes e inocentes respecto al punto en el que Batman comenzó a ser Batman.

Ahí está la novedad de la serie pero también su debilidad. Mostrar a los protagonistas de los comics en su niñez o adolescencia es original, desde luego, pero también hace que los televidentes adultos no se enganchen con las tramas porque esperan ver a Batman y sus villanos tal cual los recuerdan. Pero además apenas consigue que los más jóvenes entiendan la trama, porque, en su mayoría,  no saben dónde acaban estos personajes.


Entre el elenco de villanos todavía no curtidos, destaca sobre manera Robin Lord Taylor como “el pingüino”. Este desconocido actor domina la escena con su grotesca presencia y sus maquiavélicos movimientos para convertirse en estratega del mal. Da la impresión de que está muy por encima del resto de sus compañeros, destacando por su ingente talento sobre el tono general. Sus sonrisas diabólicas y su forma de construir un muro de mentiras son sin duda lo mejor de la serie.


 Pero al igual que se deben alabar a unos se deben criticar a otros. Y el peor de ellos, también por ser el protagonista, es  Ben McKenzie como el detective James Gordon. Ha sido una autentica decepción después del estupendo trabajo que tuvo en “Southland” (aunque bien es cierto que en aquella todos estaban de lujo). Su actuación es plana, aburrida e insegura. Sobreactúa hasta convertirse en un personaje absurdo, algo tal vez aceptado en el comic, pero ridículo en la televisión. Su personaje está carente de fuerza, de credibilidad y de garra. Es un secundario más cuando debería ser la piedra angular de la serie.









Igual o más lamentable es la actuación de  Donal Logue como Harvey Bullock, compañero con dudosa ética y espantoso gusto que acompaña a Gordon y le guía por los recovecos de Gotham. Su papel es igual de insustancial como el de “vikings”, como el de “copper” o el de “sons of anarchy”. No queda nada de ese actor que me fascinó el “terriers”, una de esas maravillas extrañamente cancelada, porque es una comparsa lineal y monocorde que aporta nada a la serie. Su decadencia desde secundario en películas de éxito a secundario aburrido en series de televisión puede acabar en el olvido absoluto  


Para acabar, solo insistir en que Gotham es una serie interesante porque al menos no decepciona. Te da lo que esperas (que en mi caso no era demasiado). Pero es sincera. Se aproxima a un estrato de la población muy concreta, tal vez un poco escasa (esos preadolescentes de los que hablaba), que puede dejarla en tierra de nadie, entre la ingenuidad y la vulgaridad.



Sunday, 1 February 2015

Dominic West: mucho mas que McNulty

Todos conocemos a actores encasillados en sus papeles, a los que difícilmente podríamos ver siendo otro personaje diferente al que les ha hecho famosos. Luego ya depende te tu calidad de actor para poder desligarte de tu alter ego. No todos pueden ser Bryan Cranston, William H. Macy o Katey Sagal, claro.

Y a Dominic West le podría haber pasado perfectamente gracias a su papel del honesto y  estupendo McNullty de la nunca excesivamente valorada “TheWire”. El telespectador tiene la tendencia a buscar un protagonista en sus series donde focalizar su atención, y a pesar de que “the wire” es la serie “coral” por definición, ese role recayó en él. Y no creo que fuera algo beneficioso. A mi parecer hay más de un puñado de actuaciones mejores y más jugosas que la suya, desde Sonja Sohn como Kima Greggs o Idris Elba y su magnífico Stringer Bel o Michael K. Williams (ese Omar Little silbando…) o Aidan Gillen (ahora en GOT). Creo que West, estando muy bien, no destaca tampoco demasiado ante el inagotable talento que le envuelve.













Durante la existencia de “the wire”, West, se paseó por “Chicago” (con un meritorio papel), por “300” (todavía recuerdo ese “no será rápido, no te va a gustar, no soy tu rey”) o “la sonrisa de mona lisa” o "Punisher". No he visto “the pride”, una película muy “british” sobre los inicios del movimiento gay en UK de 2014.  Pero francamente se puede concluir  que su perfil no está preparado ni diseñado para la gran pantalla.

Tuvo que llegar el 2011 para lo que se puede considerar su explosión interpretativa con “the hour” y sobre todo “appropriate adult”.

Hacía tiempo que tenía pendiente ver esta última, una miniserie sobre los asesinatos en serie  perpetrados entre los 70 y 90 por Fred and Rosemary West (esa coincidencia de apellido es inquietante). Dominic West, interpreta al protagonista, el asesino en serie Fred West, que torturó y mató a al menos 11 muchachas.













Con el corazón encogido y los pelos de punta, no puedo dejar de ver a Dominic durante los 10 primeros minutos de la miniserie. Algo tremendo: su forma de hablar, su frialdad…Tal vez por estar rodeado de un nivel general espectacular (Emily Watson a la cabeza) o porque el papel era un caramelito, pero la actuación de Dominic es tan portentosa como aterradora. En esta le dieron el BAFTA por delante de Benedict Cumberbatch en Sherlock (que ya era bastante)

Tal vez la interpretación de West me impresiona más al haber leído una entrevista de la hija del asesino en la que hablaba de lo espeluznante que era el parecido del actor con la esencia demoníaca de su padre, en sus gestos y en su carácter. La realidad es que borda el papel.

También lo hace en “the hour”, en la que valoro el desarrollo que da al personaje, pasando de no pintar demasiado en el programa y en la toma de decisiones a ser la piedra angular alrededor de la que orbitan gran parte de las tramas. Me gusta mucho su papel de mujeriego, aparentemente sin mucho cerebro y completamente alcoholizado, con una vida que no le satisface y envuelto en un entorno mucho más excitante y en el que se siente bastante mas pleno.



















Y esto enlaza con su último papel hasta ahora en “the affair”, (ganadora del globo de oro a mejor drama, globo de oro a mejor actriz a Ruth Wilson y nominación a Dominic West incluida), donde tiene un papel parecido: marido hastiado que conoce a recurrente camarera.

La serie se me ha quedado corta. Me parece realmente estupenda y ágil, dentro de una temática más que manida. Su originalidad radica en la manera de contar el lio desde el recuerdo de los actores principales. Es muy curioso ver como los mismos hechos, las personas con las que se relacionan o incluso la ropa que llevan y las actitudes que tienen, los ven desde diferentes ángulos, diametralmente distintos. Seguramente como hacemos todos. Tratando de vernos mejor de lo que somos.



Dominic West me parece tanto o más convincente que Ruth Wilson, premios  aparte, y es una gozada ver como explota su personaje con una naturalidad asombrosa. Francamente lo único que se puede reprochar es su forma de andar y de correr, lo cual lo dice casi todo de su trabajo.


Habrá los que le achacarán falta de ambicion o compromiso  por hechos como rechazar el papel de Mance Rayder en GOT (ahora en poder de Ciarán Hinds) por no pasar 6 meses en Islandia separado de su familia o por autodescartarse en ser James Bond tras la salida de Pierce Brosnan, pero para mi será el personaje que supo matar a su alter ego para ser mejor actor.